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Voto de SyckBoy:
8
7,2
20.156
Drama
Rumanía, 1987: el país se encuentra bajo el férreo régimen comunista de Ceaușescu. Otilia y Gabita son estudiantes y comparten habitación en una residencia. Gabita está embarazada, pero no quiere tenerlo. Las jóvenes acuerdan un encuentro con un tal Mr. Bebe para que le practique un aborto ilegal en la habitación de un hotel. (FILMAFFINITY)
28 de enero de 2008
222 de 250 usuarios han encontrado esta crítica útil
“4 meses, 3 semanas y 2 días” es una película sobre el derecho al aborto, pero quedarse en solo eso sería limitar el valor de este desasosegante y excepcional film. El ambiente opresivo de la Rumanía de los últimos años de la dictadura de Ceaucescu invita en principio a contar un simple relato de denuncia social (la prohibición del aborto en 1966 elevó los índices de natalidad y llevó a la muerte a más de 500.000 mujeres por abortar ilegalmente). Sin embargo Mungiu utiliza ese contexto para exponer el auténtico tema central del film: el miedo. Ese miedo que flota en el ambiente, que casi se puede tocar, cuyo poder te paraliza y permite al espectador experimentar lo que supone la falta de libertad. Es el miedo a cualquier mirada, a cualquier descuido fatal, un miedo que hace que te sientas atrapado. Elegir la tétrica Bucarest de los 80 como telón de fondo no fue casualidad.
Gran parte de la película está rodada cámara en mano, muy al estilo de los hermanos Dardenne (L’Enfant, Rosetta), lo que sumerge de lleno al espectador en el ambiente de Bucarest y consigue que te identifiques con la protagonista y su particular periplo por la capital rumana. Este recurso se alterna con planos fijos, algunos muy prolongados, que ayudan a crear una sensación de angustia y opresión al más puro estilo Michael Haneke.
El film roza, sin serlo, el melodrama. Se obvian ciertas escenas muy duras, mientras otras se retratan de manera explícita, desagradable y un tanto innecesaria. Se rodó con un presupuesto de 600.000 euros y a marchas forzadas (para llegar a tiempo a Cannes). La protagonista, Anamaria Marinca (una actriz rumana afincada en Londres que se unió al proyecto en el último momento) realiza una actuación sobrecogedora, llevando todo el peso de la película a sus espaldas.
Una película para recordar, de las que te dejan un poco tocado, genial para pasar un magnífico mal rato.
Gran parte de la película está rodada cámara en mano, muy al estilo de los hermanos Dardenne (L’Enfant, Rosetta), lo que sumerge de lleno al espectador en el ambiente de Bucarest y consigue que te identifiques con la protagonista y su particular periplo por la capital rumana. Este recurso se alterna con planos fijos, algunos muy prolongados, que ayudan a crear una sensación de angustia y opresión al más puro estilo Michael Haneke.
El film roza, sin serlo, el melodrama. Se obvian ciertas escenas muy duras, mientras otras se retratan de manera explícita, desagradable y un tanto innecesaria. Se rodó con un presupuesto de 600.000 euros y a marchas forzadas (para llegar a tiempo a Cannes). La protagonista, Anamaria Marinca (una actriz rumana afincada en Londres que se unió al proyecto en el último momento) realiza una actuación sobrecogedora, llevando todo el peso de la película a sus espaldas.
Una película para recordar, de las que te dejan un poco tocado, genial para pasar un magnífico mal rato.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El director, de forma muy inteligente, consigue elevar la tensión del relato en ciertos momentos con pequeños engaños, como cuando Otilia coge la navaja del maletín del señor Bebe, sin que esto influya en la trama posteriormente.
Ciertos momentos del film son dignos de destacar:
-El interminable plano fijo de la cena, las conversaciones, la cara de la chica y sobre todo ese momento en el que suena el teléfono y nadie contesta.
- El periplo final de Otilia intentando rehacerse del feto, con una luz lúgubre, casi negra, que consigue crear una sensación de miedo y tensión brutal.
- Y por último, el plano fijo final: la música y la gente de la fiesta de fondo, en contraste con la imagen de las dos amigas hechas polvo, mientras las luces del tráfico de Bucarest se reflejan sobre Otilia, y ésta, un segundo antes del fundido a negro, parece girarse y mirar al espectador.
Ciertos momentos del film son dignos de destacar:
-El interminable plano fijo de la cena, las conversaciones, la cara de la chica y sobre todo ese momento en el que suena el teléfono y nadie contesta.
- El periplo final de Otilia intentando rehacerse del feto, con una luz lúgubre, casi negra, que consigue crear una sensación de miedo y tensión brutal.
- Y por último, el plano fijo final: la música y la gente de la fiesta de fondo, en contraste con la imagen de las dos amigas hechas polvo, mientras las luces del tráfico de Bucarest se reflejan sobre Otilia, y ésta, un segundo antes del fundido a negro, parece girarse y mirar al espectador.