Para empezar, ésta no es en realidad una película de terror: es suspense, es angustia, es... amor. Puede que la primera sensación resulte extraña, pues no estamos acostumbrados a ver películas en las que se mezclan géneros tan "dispares". Yo creo, sin embargo, que en ello radica su encanto. El terror le sirve al director para reforzar esta historia de amor (¿no es en las peores situaciones cuando se manifiesta el amor más intenso y sincero?). Si la película se entiende así, seguramente resultará hipnótica. Lo que ocurre es que hoy en día no abunda el romanticismo entre los espectadores, de ahí que se escuchen críticas tan malas.

Me parece que mucha gente (empezando por mí mismo) fue a ver esta película pensando todavía en el impresionante final del sexto sentido. Precisamente lo peor de ésta son los 20 o 30 último minutos, el final parece que no pega con el resto de la película, no es lo que uno esperaba. Pero ésta es sólo la sensación inicial. Cuando llegué a casa aquella noche en que la vi empecé a darle vueltas al asunto y llegué a la conclusión de que es más real que la vida misma (si mañana apareciera en las noticias un reportaje similar, no me sorprendería). Si el final se hubiera montado más sutilmente para retener el desenlace justo hasta los últimos minutos, creo que sería una grandísima obra maestra.