Evidentemente, catalogar esta película como pornográfica es síntoma de una cerrada mentalidad católica conservadora. Parafraseando las palabras de Wilde, la interpreto como la constatación de una situación que sabemos que existe y que invita a la reflexión; serán las respuestas (o reacciones) católicas las que la encuentren "indiscreta" y morbosa.
Es interesante como estudio de la condición humana (también los sacerdotes son humanos), de las barreras morales que el hombre se pone a sí mismo y de las debilidades que le llevan a saltarlas.
Los actores están naturales, pero algunos diálogos y situaciones están mal pensados. Es una pena que desde un punto de vista estrictamente cinematográfico no consiga absorber al espectador.