Típico historia sobre el levantamiento de un pueblo desunido, en este caso los kazajos, contra un pueblo opresor extranjero, en este caso los jungars. El asunto esta en que bajo los típicos augurios de parte de los chamanes el kan queda advertido de la existencia de un niño que será el culpable de la desaparición de su imperio. Por supuesto el kan intentará eliminar a este niño, pero ya sabemos que no lo conseguirá hasta que finalmente se cumpla la profecía como esta mandado. A parte de que el relato sea un poco incomprobable con los medios con los que cuento ahora mismo la historia en si resulta bastante interesante.

Un relato coherente, profesional, escenas de acción correctas, un vestuario acertado, la típica historia de amistad, la típica historia de amor y la justificación para que un pueblo se sienta más unido ahora que ha conseguido su independencia real gracias a su héroe nacional Ablai (a no espera que eso no lo consiguió hasta 1991 cuando se separó de la URSS).

Por cierto si la saga de El Señor de los Anillos le hizo un gran favor a Nueva Zelanda al descubrir sus paisajes esta película hace otro tanto respecto a Kazajstán.