Decía a modo de solfa Carlos Boyero, si no me equivoco de crítico, que había un nuevo género cinematográfico que era "la guerra civil española contado por un niño". Pues así es pero cambiando al susodicho por una nena, Carol (Clara Lago), pese a que Imanol Uribe está obsesionado en demostrarnos que no es tal, sino todo un caballerete. Si no, no se explica este ser andrógino que le ha salido con el pelo corto, vestida de miliciana, que quiere hacer la primera comunión de marinero y con un carácter entre chula y basta pero siempre masculina, Al respecto, la "pelea" con Tomiche (Juan José Ballesta) resulta patética por su desarrollo pero sobre todo por lo que nos quiere transmitir. Si, entiendo que de lo que se trata es de dibujar un modelo alternativo al de la feminidad tradicional como si éste fuera exclusivo de la derecha, pero permitidme a cambio que lo ponga a caer de un burro.

Lo que le sucede a "El viaje de Carol" es que sin ser mala del todo está tan cargada de tópicos progres, es tan cobarde (¿cómo salimos del lío de la primera comunión?) y tan sectaria que me sienta como una patada en el estómago. Al igual que Carol los demás personajes responden a simples estereotipos: la maestra republicana, los fascistas malísimos y siempre serios, los progres adinerados y con servicio, faltaría más, hasta detalles que te hacen reír como que a los derechistas no los quiere nadie o gritan y castigan a sus hijos, todo lo contrario que los de izquierdas. Encima hay errores de bulto como que las Brigadas Internacionales fueron ya repatriadas en 1938 cosa poco heroica que conviene ocultar. Pero lo peor es ver a uno quemando "La República" de Platón por miedo a Franco cuando era en la Unión Soviética donde estaba prohibida toda la obra de este filósofo. Ignorantes y encima cursis.