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Voto de Reaccionario:
9
Drama A finales del siglo XIX, el doctor Frederick Treves descubre en un circo a un hombre llamado John Merrick. Se trata de un ciudadano británico con la cabeza monstruosamente deformada, que vive en una situación de constante humillación y sufrimiento al ser exhibido diariamente como una atracción de feria. (FILMAFFINITY)
12 de febrero de 2012
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando hace poco más de un mes vi la película (bastante mala, por cierto) "El curioso caso de Benjamin Button" se me vino a la cabeza "El hombre elefante" como ejemplo de historia que se plantea la discapacidad o la enfermedad o ambas cosas y el modo consiguiente de afrontar la vida. De hecho recordaba haber visto poco más de fragmentos hace casi 20 años en clase de ética o filosofía en el Instituto y ya me impactó su elegancia, su sobriedad narrativa o su profundidad a la hora de enfocar el tema.

Si las comparaciones son odiosas, en este caso resulta hasta vergonzante. Porque "El hombre elefante", a parte de lo señalado desde un punto de vista formal, es una cinta plenamente humana, con sentimiento, con pasión, con dolor incluso, por la situación y el destino de John Merrick. La cinta transmite porque tiene algo que transmitir: unos valores, una grandeza por parte de Merrick y hasta una fe religiosa que da profundidad a la historia y en definitiva hace que su visionado sea obligatorio para las amantes del buen cine.

Claro que para mostrar la enfermedad o la discapacidad con cierta trascendencia hay que tener el valor y el ingenio para atreverse a enseñar las cosas hasta las últimas consecuencias y hasta el fondo. En este caso la burla, la incomprensión, el rechazo, la soledad, y especialmente, el dolor que le produce a Merrick todo esto. Pero ante tanta adversidad Merrick responde de un modo sencillamente enternecedor: no odia, no culpa, no desconfía, si no todo lo contario. Como un niño, inocente, de corazón generoso, fácil de ilusionarse, cualquier gesto de amistad es valorado de tal forma que te emociona.

Aunque puestos a sacar punta, podría desearse que la historia profundizara más en la biografía de Merrick o en las motivaciones del doctor, o esperar un gesto de desesperación del protagonista o un giro dramático más en lo meramente narrativo, David Lynch construye una soberbia película con grandes dosis de creatividad que hasta te se escapan, onírica y visionaria por momentos, con unos diálogos excelentes, un blanco negro sublime y unas cuantas escenas de un patetismo del que te será difícil pasar sin derramar alguna lágrima como cuando recita Merrick la Biblia, cuando toman te en casa del doctor o el extraordinario final.
Reaccionario
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