El muñeco diabólico nos demuestra lo exitoso que puede ser arriesgarse a hacer una película sin complejos, con una premisa sencilla pero sin tener miedo a la reacción del público, o a los tijeretazos del productor de turno. La repercursión mediática que tuvo el film en su día, hace de Chucky uno de los villanos más rentables y divertidos del cine de terror comercial, género que tanto cunde en América; Charles Ree Ray encarnado en un muñeco tomó el relevo a Freddy Kruger, y sus cuatro secuelas lo explican muy bien, aunque La novia de Chucky es la única decente para mí.
Lo mejor del film: tormentosa puesta en escena y una atmósfera deprimente. Brad Dourif. Algunas escenas para el recordar (cuando la madre advierte las pilas del muñeco en el suelo) y frases resultonas: