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Voto de willieyenka:
8
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Thriller. Drama
El día en que Juan (Alberto Ammann) empieza a trabajar en su nuevo destino como funcionario de prisiones, se ve atrapado en un motín carcelario. Decide entonces hacerse pasar por un preso más para salvar su vida y para poner fin a la revuelta, encabezada por el temible Malamadre (Luis Tosar). Lo que ignora es que el destino le ha preparado una encerrona. (FILMAFFINITY)
13 de noviembre de 2009
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la novela homónima de Francisco Pérez Gandul, Celda 211 es un thriller carcelario sólido y trepidante, con una puesta en escena apocalíptica y un guión hipnótico, visceral y nada complaciente. Desde La Caja 507 (Enrique Urbizu 2002), no recuerdo haber visto un film nacional de género con tanto ritmo.
En mi opinión, el increíble trabajo del reparto consigue que cada fotograma se clave en la memoria del espectador como un punzante recordatorio de las miserias que emergen de una sociedad hostil y deshumanizada. Luis Zahera, que aborda con suma naturalidad el papel de un criminal pasadísimo de rosca, es un ejemplo de la variopinta fauna que habita en la prisión. Aunque todos bailen al son de Luis Tosar - que se come la pantalla a dentelladas con su colosal Malamadre - sus socios no se quedan atrás, y tanto Carlos Bardem como Vicente Romero transmiten todo el pavor de un recluso auténtico.
Manuel Morón es un actor extraordinario: películas como El bola, Smoking Room o La noche de los girasoles dan fe de su categoría, y en el film de Manuel Monzón interpreta a un tipo oscuro y retorcido, un registro que le va como anillo al dedo. Entre tanto crack, la actuación del desconocido Alberto Ammann es más que meritoria.
En el futuro el cine español agradecerá el gran trabajo de Monzón y su equipo, porque esta película no tiene complejos y reclama a gritos la explosión de un género, el thriller, que parece ahuyentar a muchos directores del panorama nacional.
En mi opinión, el increíble trabajo del reparto consigue que cada fotograma se clave en la memoria del espectador como un punzante recordatorio de las miserias que emergen de una sociedad hostil y deshumanizada. Luis Zahera, que aborda con suma naturalidad el papel de un criminal pasadísimo de rosca, es un ejemplo de la variopinta fauna que habita en la prisión. Aunque todos bailen al son de Luis Tosar - que se come la pantalla a dentelladas con su colosal Malamadre - sus socios no se quedan atrás, y tanto Carlos Bardem como Vicente Romero transmiten todo el pavor de un recluso auténtico.
Manuel Morón es un actor extraordinario: películas como El bola, Smoking Room o La noche de los girasoles dan fe de su categoría, y en el film de Manuel Monzón interpreta a un tipo oscuro y retorcido, un registro que le va como anillo al dedo. Entre tanto crack, la actuación del desconocido Alberto Ammann es más que meritoria.
En el futuro el cine español agradecerá el gran trabajo de Monzón y su equipo, porque esta película no tiene complejos y reclama a gritos la explosión de un género, el thriller, que parece ahuyentar a muchos directores del panorama nacional.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La secuencia inicial mantendrá a más de uno aferrado a su butuca hasta que acabe el suplicio.
Celda 211 perdura en la memoria porque retrata con veracidaz el esperpento cotidiano de los funcionarios y los presos, de los medios y los políticos - la aparición de los tres etarras es un magnífico giro por parte del guión, que lanza un dardo envenenado a la política española, cínica en todas sus facetas -
Sin embargo, las exigencias del guión hacen que la historia sea más novelesca que real, porque tengo la impresión de que un funcionario novato atrapado en un motín no aguanta ni medio café ante un Malamadre auténtico. Tampoco me imagino a la mujer que interpreta Marta Etura (un bulto en el reparto) en mitad de unos disturbios estando embarazada de seis meses.
Pese a todo, me parece con diferencia una de las mejores películas españolas de los últimos años.
Celda 211 perdura en la memoria porque retrata con veracidaz el esperpento cotidiano de los funcionarios y los presos, de los medios y los políticos - la aparición de los tres etarras es un magnífico giro por parte del guión, que lanza un dardo envenenado a la política española, cínica en todas sus facetas -
Sin embargo, las exigencias del guión hacen que la historia sea más novelesca que real, porque tengo la impresión de que un funcionario novato atrapado en un motín no aguanta ni medio café ante un Malamadre auténtico. Tampoco me imagino a la mujer que interpreta Marta Etura (un bulto en el reparto) en mitad de unos disturbios estando embarazada de seis meses.
Pese a todo, me parece con diferencia una de las mejores películas españolas de los últimos años.