Que Miguel Madrid ganara el premio al mejor director por esta película en Sitges es un disparate (y eso que en Sitges se han cometido errores garrafales siempre, recordemos ese premio a la mejor película a la soporífera y telefílmica Ed Gein). ¡Si el tío no tiene ni idea de dirigir cine! No hablo por hablar: una simple escena de conversación en plano-contraplano le supone un suplicio. Ya no digamos cuando se pone a innovar (las paladas de tierra a cámara...) o cuando decide 'economizar' planos en los ataques del temible Necrophagus (visión subjetiva del monstruo, planos detalle de sus ojos, actores aguantándose la risa: penoso).

Pero tampoco debe llevarse todos los palos el director, que el guión es de traca. Empieza de forma más o menos interesante, al menos con algo de misterio, pero a la media hora sólo queda confusión, situaciones ridículas, tedio, desconcierto, más tedio. No sé ni cómo la pude acabar de ver, en serio. Encima no tiene ni una pizca de humor, ni de sangre, ni de erotismo. Qué pésimamente escrita, que pésimamente interpretada, qué pésimamente dirigida, qué pésimamente montada y contada. Qué coñazo.

Sólo aconsejable a coleccionistas de rarezas hispanas con grandes reservas de paciencia.

Lo mejor: los primeros 10 minutos, donde todo está por descubrirse.
Lo peor: todo lo demás.