Una buena película, pero muy lejos de las grandes con las que se la ha comparado.
El espíritu de Uno de los nuestros planea por cada uno de los rincones de las favelas y por consiguiente, de la película de Fernando Meirelles. En forma de voz en off o en una escena de "eliminación" de la competencia.
También la posición que adopta la historia, desde el punto de vista de Buscapé observando con el objetivo de su cámara las andanzas de Zé Pequeño, al igual que en la obra maestra de Scorsese, veíamos a Jimmy Conway o Tommy De Vito, desde el punto de vista de Henry Hill.
Pero al final, gran parte de ese espíritu, que no el alma, se queda en la carcasa de una historia dispuesta como un gran espectáculo, ciertamente conseguido.
No es que sea destacable la actuación de Leandro Firmino como Zé Pequeño, es que sin su personaje la historia carecería de interés. El y su historia son la película.
En resumen, es buena, pero sin derecho a codearse con otras grandes, con las que la comparan continuamente.