Lo más llamativo de este filme es sin duda que la base argumentativa sea una novela de Gabriel García Márquez, partiendo desde ese listón altísimo, las miradas quedaban atentas para ver si Hilda Hidalgo podía igualar en su opera prima todo lo que la novela representa. Y vaya que es complicado tomar en base la obra de uno de los escritores más grande de Latinoamérica. Hay que decir que la voluntad de hacer algo digno se nota en Hilda, sobre todo porque el acabado visual es realmente bello, sin embargo no podríamos decir lo mismo de todo el filme integralmente hablando, porque sin querer compararlo con su obra de origen (cosa que es difícil de hacer), parece que al producto audiovisual le falta alma, amarrar más sus emociones, el mismo se pierde en un montaje que parece contar la historia por parte y nos segrega la emoción de lo que se cuenta.
La música del difunto Fidel sobresale, como lo había hecho en aquella película Marasmo, y une de bella forma las imágenes y sonidos, las actuaciones tienen altibajos, Derqui es el que mejor hace su trabajo, un hombre atormentado por un demonio de pelo rojo, por un demonio lleno de deseo, por un demonio llamado amor. Triana es Sierva María físicamente, pero cuando habla todo se pierde, como si la magia de su belleza juvenil nos distanciara del relato contado. El producto se ve contrariado por la ineficacia e inexperiencia de su directora, por el poco entendimiento que hay a la hora de poner imágenes a una novela hermosa y oscura por igual. Y sin embargo parece ser que este filme con todos sus fallos representa uno de los renaceres del cine nacional más estimables, recordándonos que se lleva un camino lento y que el cine como arte supremo requiere una evolución milimétrica.

Lo bueno

La fotografía es lo mejor, no hay que ir muy lejos, los juegos de la luz y la sombra dan secuencias llenas de una belleza hipnótica.

Linda música de Fidel, uno de nuestros mejores músicos de los últimos años.

Derqui se compromete bien con su papel

Lo Malo

El guión no desarrolla bien la emoción de la historia, la naturaleza de sus personajes, y algunos diálogos resultan sosos.

La dirección peca de ingenuidad.

Hay personajes secundarios que no funcionan y una combinación de acentos tan evidente.

Le falta sensualidad y atrevimiento al producto.