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Voto de claquetabitacora:
7
7,2
155.893
Aventuras. Fantástico. Comedia. Acción
Mar Caribe, siglo XVIII. El aventurero capitán Jack Sparrow piratea en aguas caribeñas, pero su andanzas terminan cuando su enemigo, el Capitán Barbossa, después de robarle su barco, el Perla Negra, ataca la ciudad de Port Royal y secuestra a Elizabeth Swann, la hija del Gobernador. Will Turner, amigo de la infancia de Elizabeth, se une a Jack para rescatarla y recuperar el Perla Negra. Pero Barbossa y su tripulación son víctimas de un ... [+]
28 de octubre de 2016
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[...] Mirando la línea de la historia, el género oscilaba entre gallardos aventureros con sed de aventuras y rufianes desalmados que no dudaban en robar y saquear. Tuvo su pleno apogeo con títulos muy reseñables al respecto pero poco a poco, de forma irremediable, empezó a caer en el ostracismo. Título estrenado que automáticamente acababa siendo repudiado y hundido. El público ya no estaba para ese tipo de espectáculos. Y no hace falta irse muy lejos. Que se lo digan a Roman Polanski (“Piratas”, 1985) o Renni Harlin (“La isla de las cabezas cortadas”, 1995) [...]. Pero Hollywood nunca pierde el tiempo (ni la esperanza) en lo que a hacer dinero se refiere Los piratas siempre han gozado de esa sensación de cine de aventuras escapista, vital en forma y fondo donde la acción, el ansia de descubrir nuevos mundos y crear personajes carismáticos era fuente de estímulo para jóvenes (y no tan jóvenes). Si no se puede sacar oro de un guión la meca del cine ya se encargará de buscar un pozo de petróleo para poder conseguir cuanto mayor beneficio mejor. El punto de partida e inspiración fue una atracción del parque temático Disneyland, “Piratas del Caribe” [...]. No hay más que añadir: la batuta de dirección está en manos de Gore Verbinski, uno de los directores más frescos y originales en cuanto a puesta en escena se refiere y a la dotación de un punto de vista único para sus películas, consiguiendo sacar a la luz un sello personal que con el tiempo se ha demostrado que en esto de rodar grandes epopeyas es alguien a quien tener muy en cuenta.
2003, sin dudarlo ni un segundo, fue el antes y el después para todo lo referente a este espectáculo circense de aires bravos, aguerridos, infantiles en cierta medida pero sabiendo en todo instante que nos adentramos en algo que no se había visto en mucho tiempo. “La maldición de la perla negra” revitalizó al propio género hasta cotas insospechadas al igual que los creadores consiguieron poner en el punto de mira un tipo de cine que parecía abandonado, ese donde la idiosincrasia de la propia aventura toma forma desde una narrativa clásica pero ataviada con unos efectos especiales que sirven como aderezo y no como reclamo. La película consiguió que los bucaneros, el abordaje, la fantasía pura, los trabucos, el mar embravecido y las batallas a espada no fuesen algo pasado de moda sino todo lo contrario: algo que volvía a ponerse de moda. Como inciso indicar que “Piratas del Caribe”, ha sido una saga irregular en cuanto a resultados. Después de primera, que es la piedra angular de un resurgir, la segunda se volvía mucho más épica y funesta al igual que la tercera sólo era un alargado despliegue de enajenaciones visuales junto con la cuarta que era demasiado pomposa y un tanto estomagante como para resultar plausible. A pesar de sus fallos, como saga, se convirtió en un referente que revitalizaba lo que tanto se llevaba esperando y se transformó en uno de los pilares económicos importantes por y para la empresa.
No se puede negar que el interés principal de este tipo de productos es contar cuantos más billetes verdes mejor pero si de algo puede gozar y presumir esta saga y sobre todo la primera entrega es que fue, como mínimo y ante todo, un producto de primera calidad con unas dotes para el espectáculo y la narrativa de primer orden. La sensación de estar bien contada y ante todo coherente con la propia fantasía dejan la sensación de que hasta para narrar una historia hay que saber. Tal como sucedió con “La momia” (Stephen Sommers, 1999), los piratas de Verbinski revitalizan lo que ya conocemos, actualizan los parámetros establecidos e inyectan un tono ameno y familiar para el propio género, el cual venía maldito y ahora, al estar puesto al día, no sólo es aplaudido (casi reverenciado) sino que además sigue siendo un referente contemporáneo al respecto. Lo que aquí prima, por encima de todo, es el sentido del espectáculo en su más esencial base. Uno al servicio de cualquier espectador donde hay para todos los gustos y criterios. Tanto el niño más propenso a fiarse como el adulto más incrédulo están predispuestos a ser convencidos por esta aventura escrita con letras mayúsculas. Primero y principal cuenta con un diseño de producción impecable, logrando la sensación de contemplar una obra de teatro viva y colorista, ayudada por una fotografía cargada de matices y un trabajo de ambientación perfecto, donde un diseño de producción esmerado consigue que el mundo pirata luzca como nunca.
Aderecémoslo todo con leyendas, folklore, mítica alrededor de lo sobrenatural, maquillaje exquisito y personajes de distinto pelaje, los cuales muchos de ellos vienen cargados de una icónica pose complaciente para el espectador logrando que el Jack Sparrow de Johnny Depp sea un referente y una pieza de culto instantáneo. No sólo ya por el propio rol sino también todo lo que éste implica: amaneramiento como forma de ser, enajenación como cortina de humo, burlona pose para demostrar el control absoluto de la situación, patetismo desbordante dentro de un humor bufo marca de la propia idiosincrasia particular del actor y ansias de capitanear su barco robado convierten al confiado pero inigualable pirata en una auténtica declaración de intenciones divertida, conseguida y ante todo merecedora de todos los aplausos merecidos (sin ir muy lejos, Depp logró la nominación al mejor secundario por este papel). Otro acierto en forma de personaje es Geophrey Rush interpretando a un capitán Barbosa realmente desagradable, convencido de ser un villano pulp, congratulado de haberse conocido y con las dotes necesarias de ser un malvado pérfido, de risa con ecos de grandeza y con una maldición a sus espaldas que le da ese toque entre siniestro y gratificante. Por último pero no menos importante hace falta mencionar el resto de secundarios que acompañan a Rush como puntos o incisos cómicos [...].
- continúa en spoiler -
2003, sin dudarlo ni un segundo, fue el antes y el después para todo lo referente a este espectáculo circense de aires bravos, aguerridos, infantiles en cierta medida pero sabiendo en todo instante que nos adentramos en algo que no se había visto en mucho tiempo. “La maldición de la perla negra” revitalizó al propio género hasta cotas insospechadas al igual que los creadores consiguieron poner en el punto de mira un tipo de cine que parecía abandonado, ese donde la idiosincrasia de la propia aventura toma forma desde una narrativa clásica pero ataviada con unos efectos especiales que sirven como aderezo y no como reclamo. La película consiguió que los bucaneros, el abordaje, la fantasía pura, los trabucos, el mar embravecido y las batallas a espada no fuesen algo pasado de moda sino todo lo contrario: algo que volvía a ponerse de moda. Como inciso indicar que “Piratas del Caribe”, ha sido una saga irregular en cuanto a resultados. Después de primera, que es la piedra angular de un resurgir, la segunda se volvía mucho más épica y funesta al igual que la tercera sólo era un alargado despliegue de enajenaciones visuales junto con la cuarta que era demasiado pomposa y un tanto estomagante como para resultar plausible. A pesar de sus fallos, como saga, se convirtió en un referente que revitalizaba lo que tanto se llevaba esperando y se transformó en uno de los pilares económicos importantes por y para la empresa.
No se puede negar que el interés principal de este tipo de productos es contar cuantos más billetes verdes mejor pero si de algo puede gozar y presumir esta saga y sobre todo la primera entrega es que fue, como mínimo y ante todo, un producto de primera calidad con unas dotes para el espectáculo y la narrativa de primer orden. La sensación de estar bien contada y ante todo coherente con la propia fantasía dejan la sensación de que hasta para narrar una historia hay que saber. Tal como sucedió con “La momia” (Stephen Sommers, 1999), los piratas de Verbinski revitalizan lo que ya conocemos, actualizan los parámetros establecidos e inyectan un tono ameno y familiar para el propio género, el cual venía maldito y ahora, al estar puesto al día, no sólo es aplaudido (casi reverenciado) sino que además sigue siendo un referente contemporáneo al respecto. Lo que aquí prima, por encima de todo, es el sentido del espectáculo en su más esencial base. Uno al servicio de cualquier espectador donde hay para todos los gustos y criterios. Tanto el niño más propenso a fiarse como el adulto más incrédulo están predispuestos a ser convencidos por esta aventura escrita con letras mayúsculas. Primero y principal cuenta con un diseño de producción impecable, logrando la sensación de contemplar una obra de teatro viva y colorista, ayudada por una fotografía cargada de matices y un trabajo de ambientación perfecto, donde un diseño de producción esmerado consigue que el mundo pirata luzca como nunca.
Aderecémoslo todo con leyendas, folklore, mítica alrededor de lo sobrenatural, maquillaje exquisito y personajes de distinto pelaje, los cuales muchos de ellos vienen cargados de una icónica pose complaciente para el espectador logrando que el Jack Sparrow de Johnny Depp sea un referente y una pieza de culto instantáneo. No sólo ya por el propio rol sino también todo lo que éste implica: amaneramiento como forma de ser, enajenación como cortina de humo, burlona pose para demostrar el control absoluto de la situación, patetismo desbordante dentro de un humor bufo marca de la propia idiosincrasia particular del actor y ansias de capitanear su barco robado convierten al confiado pero inigualable pirata en una auténtica declaración de intenciones divertida, conseguida y ante todo merecedora de todos los aplausos merecidos (sin ir muy lejos, Depp logró la nominación al mejor secundario por este papel). Otro acierto en forma de personaje es Geophrey Rush interpretando a un capitán Barbosa realmente desagradable, convencido de ser un villano pulp, congratulado de haberse conocido y con las dotes necesarias de ser un malvado pérfido, de risa con ecos de grandeza y con una maldición a sus espaldas que le da ese toque entre siniestro y gratificante. Por último pero no menos importante hace falta mencionar el resto de secundarios que acompañan a Rush como puntos o incisos cómicos [...].
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Tristemente, Orlando Bloom o Keira Knightley, no dan la talla en este viaje. Son tan sólo dos apellidos que acompañan a los protagonistas pero que aún siendo la parte romántica y emotiva de la historia ninguno de los dos está a la altura de las circunstancias. Contar con ellos como pareja enamorada que cuenta con la gracia y complicidad del espectador es algo que viene de base pero eso no indica que sea la elección más acertada. Ella sobreactúa en pos de una colección de mohines imposibles de obviar, creyendo que por gesticular en exceso ante según qué circunstancias y sobreactuar para parecer más gallarda le hace construir un personaje ridículo y que le viene muy grande. Por otra parte, él no resulta tan nefasto como pudiera uno pensar. Es un actor con registros muy limitados cuyo amparo versa sobre la química que pueda causar en las mujeres pero acaba convirtiéndose en alguien que no da la talla por mucho chico de moda que fuese en ese momento de rodar la película [...].
Otro de los mayores aciertos de esta primera entrega es la forma en cómo el director expone su historia. A pesar de contar con algún momento puntual arrítmico y siempre, una vez más, por culpa de los dos tortolitos que aportan poca sustancia al entramado, todo cuanto sucede en esta historia es un festival para la vista. Desde el primer instante donde contemplamos una sombrilla flotando en un mar ennegrecido mientras un barco pirata se oculta en la neblina, la colección de escenas, visualmente atractivas, es increíble: humanos que se transforman en esqueletos que vagan por la tierra como signo de una maldición ancestral, piratas atacando Port Royal con la sensación de estar ante un ejercicio de estilo logradísimo donde extras, actores, montaje y el departamento de efectos plasman una invasión de primera orden. También somos testigos de diversos momentos donde la esgrima y el estoque dan forma a la más pura esencia del cine de aventuras. Lo mismo sucede con la batalla final donde el montaje paralelo a tres bandas resulta muy eficaz. Es la parte donde los efectos especiales lucen como nunca: los esqueletos bajo el agua o las transformaciones cuando la luna toca los cuerpos de los piratas son tan sólo pequeñas muestras de un equipo bien aplicado [...].
El cine de piratas es, ante todo, un espectáculo al servicio de la aventura más primigenia donde personajes y actores, a partes iguales, logran disfrutar de una ambientación lograda en un espectáculo que sólo Hollywood puede conseguir. Luchas de espadas, engaños a la antigua usanza, pactos rotos, lealtad en entredicho junto con maldiciones y demás herramientas narrativas típicas de lo sobrenatural que consiguen mantener la atención en todo momento sin llegar a entorpecerse. La película es un ejemplo firme, potente y férreo de modernizarse sin morir en el intento convirtiéndose en un ejercicio de estilo cuya estética y ambientación es, sin lugar a dudas, un ejemplo pericia artesanal pocas veces lograda. “Piratas del Caribe: La maldición de la perla negra” es una máquina muy bien engrasada al servicio de la historia (y no al revés). Personajes atractivos, un espectáculo eficaz enlazado a una pirotecnia salvaje, una puesta en escena llamativa, un humor desenfadado y la esencia de una empresa llamada Disney para que todo vaya a pedir de boca [...]. Convertir una atracción de animatrónicas añejas en un éxito demoledor fue todo un logro. Más aún cuando era un riesgo al recurrir a uno de los géneros más poco beneficioso para la taquilla en sí. Gracias a ella la maquinaria volvió, una vez más, a engrasarse para concebir una oda agradecida que se ha convertido, por derecho propio, en ejemplar.
https://claquetadebitacora.wordpress.com/2016/10/28/critica-piratas-del-caribe-la-maldicion-de-la-perla-negra-gore-verbinski-2003-el-resurgir-del-pirata/
Otro de los mayores aciertos de esta primera entrega es la forma en cómo el director expone su historia. A pesar de contar con algún momento puntual arrítmico y siempre, una vez más, por culpa de los dos tortolitos que aportan poca sustancia al entramado, todo cuanto sucede en esta historia es un festival para la vista. Desde el primer instante donde contemplamos una sombrilla flotando en un mar ennegrecido mientras un barco pirata se oculta en la neblina, la colección de escenas, visualmente atractivas, es increíble: humanos que se transforman en esqueletos que vagan por la tierra como signo de una maldición ancestral, piratas atacando Port Royal con la sensación de estar ante un ejercicio de estilo logradísimo donde extras, actores, montaje y el departamento de efectos plasman una invasión de primera orden. También somos testigos de diversos momentos donde la esgrima y el estoque dan forma a la más pura esencia del cine de aventuras. Lo mismo sucede con la batalla final donde el montaje paralelo a tres bandas resulta muy eficaz. Es la parte donde los efectos especiales lucen como nunca: los esqueletos bajo el agua o las transformaciones cuando la luna toca los cuerpos de los piratas son tan sólo pequeñas muestras de un equipo bien aplicado [...].
El cine de piratas es, ante todo, un espectáculo al servicio de la aventura más primigenia donde personajes y actores, a partes iguales, logran disfrutar de una ambientación lograda en un espectáculo que sólo Hollywood puede conseguir. Luchas de espadas, engaños a la antigua usanza, pactos rotos, lealtad en entredicho junto con maldiciones y demás herramientas narrativas típicas de lo sobrenatural que consiguen mantener la atención en todo momento sin llegar a entorpecerse. La película es un ejemplo firme, potente y férreo de modernizarse sin morir en el intento convirtiéndose en un ejercicio de estilo cuya estética y ambientación es, sin lugar a dudas, un ejemplo pericia artesanal pocas veces lograda. “Piratas del Caribe: La maldición de la perla negra” es una máquina muy bien engrasada al servicio de la historia (y no al revés). Personajes atractivos, un espectáculo eficaz enlazado a una pirotecnia salvaje, una puesta en escena llamativa, un humor desenfadado y la esencia de una empresa llamada Disney para que todo vaya a pedir de boca [...]. Convertir una atracción de animatrónicas añejas en un éxito demoledor fue todo un logro. Más aún cuando era un riesgo al recurrir a uno de los géneros más poco beneficioso para la taquilla en sí. Gracias a ella la maquinaria volvió, una vez más, a engrasarse para concebir una oda agradecida que se ha convertido, por derecho propio, en ejemplar.
https://claquetadebitacora.wordpress.com/2016/10/28/critica-piratas-del-caribe-la-maldicion-de-la-perla-negra-gore-verbinski-2003-el-resurgir-del-pirata/