Media votos
6,4
Votos
140
Críticas
139
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de claquetabitacora:
6
7,3
68.234
Intriga. Thriller
El día de su quinto aniversario de boda, Nick Dunne (Ben Affleck) informa que su esposa Amy (Rosamund Pike) ha desaparecido misteriosamente. Pero pronto la presión policial y mediática hace que el retrato de felicidad doméstica que ofrece Nick empiece a tambalearse. Además, su extraña conducta lo convierte en sospechoso, y todo el mundo comienza a preguntase si Nick mató a su esposa... Adaptación del best-seller "Perdida", de Gillian Flynn. (FILMAFFINITY) [+]
7 de noviembre de 2016
Sé el primero en valorar esta crítica
Basada en la novela del propio guionista (Gillian Flynn), Fincher vuelve a zambullirse con su habitual narrativa en una película basada en uno de los libros más vendidos del momento como ya sucedió con su anterior filme (“Millenium: Los hombres que no amaban a las mujeres”). En este caso la trama gira en torno sobre cómo el mundo mediático tiene un fuerte control sobre la gente, cómo dejamos que las noticias, de rabiosa actualidad, ya sea a través de la tele, periódicos, internet, etc., sin saber al 100% los pormenores que las envuelven ni la cínica forma de presentarlas, nos pueden llegar a manipular de tal forma convirtiendo a bellas personas, socialmente aceptables y con un estatus respetuoso, en auténticos monstruos desalmados. Por un lado tenemos a un idílico matrimonio snob, de alto poder adquisitivo, cargado de rarezas típicas de ricos y caracteres bastante recargados, egocéntricos en su propia posición social (hay diálogos que se exceden en cierta pedantería elitista un tanto chirriante) y por otro lado contamos con la desaparición confusa y extraña de de ella apuntando todos los indicios, desde cualquier punto de vista, que el causante es el marido.
La película se divide en dos partes bien diferenciadas. Contamos con toda la parafernalia sistemática de investigaciones, culpas, acusaciones, fondos mediáticos, pesquisas, dudas y acusaciones alrededor de una mujer desaparecida y el bonachón de su esposo intentando llevar una vida normal dentro del ajetreo mediático al cual es forzado a participar y que cada paso en falso que da sirve para hundirse más en la acusación. Quizás en este primer apartado el ritmo adolece de un tono mucho más pausado en este tipo de thrillers más o menos convencionales y al cual se le puede achacar cierto engreimiento precisamente por la frialdad recargada de la pareja protagonista donde los flashbacks son bastante irritantes y no son más que meros estereotipos donde la pareja protagonista se enzarza en diálogos burdos y cargados de insustancial levedad dentro de una verborrea insípida en la forma y un tanto chirriante en el fondo. Pero cuando la película parece haber entrado en una especie de bucle, espiral de una sociedad pegada a los engaños de un circo televisivo, aparece un vuelco que trastoca todo lo que habíamos contemplado hasta ese instante.
De David Fincher puede decirse que hasta sus títulos más defenestrados pueden llegar a defenderse por sí mismos pues no hay que ser muy perfeccionista para encontrarle más virtudes que defectos en su filmografía. Pero por extraño que parezca, a pesar de estar ante un supuesto inteligente, seco, elegante y frío ejercicio de estilo, como suelen ser todos los filmes del cineasta, creo no equivocarme cuando digo estar ante el primer título que por ahora no convence tanto como el director de “Se7en” quisiera o no deja esa sensación popular donde la crítica especializada y el público entregado la aclama como una obra maestra. Desde luego, cinematográficamente hablando, no lo es. Incluso tal como está expuesta y dirigida podría llegar a pasar por mero telefilme de no ser por quien está tras la cámara, alguien que precisamente siempre sabe sacar oro puro de cualquier producto, ya sea original o de encargo. Sus películas son carne de un estilismo canonizado, pródigas en convertirse en piezas clave del cine contemporáneo y muestras de un diseño de producción exquisito que son influencia directa y arte en estado puro. No es que “Perdida” sea un mal título pero desde luego su engranaje, su mecanismo, las piezas que lo componen no están tan bien hilvanadas como para formar un todo.
Lógicamente, como thriller convencional funciona en los momentos donde el género reclama el aplauso. Tan sólo hay que ver la escena donde se desenmascara la realidad que se oculta tras la desaparición, incluida esa explicación posterior, paso a paso para, quizás, esos espectadores que se puedan perder o no entiendan del todo los movimientos a seguir como suele narrar programas televisivos como “Crímenes perfectos”. No se puede negar que ciertos golpes de efecto como ese martillazo para hacerse pasar por mujer maltratada o el imprevisto de ella al sufrir un robo por parte de sus nuevos vecinos que le harán volver para poder aparecer como mujer secuestrada son momentos que demuestran que el guión, a pesar de sus inconvenientes y errores, cuenta con aciertos tanto de dirección, montaje y guión. Porque de lo que aquí se trata es vender el producto como una especie de remedo o renovación de “Atracción fatal” sólo que actualizada a nuestros tiempos. Sin dudarlo ni un ápice, es el claro vehículo de lucimiento para una mujer manipuladora, fría y calculadora, la clásica villana que disfruta haciendo sufrir a los hombres sin motivo ni razón. Simplemente por el hecho de dominar, engañar y hacer sufrir. Una especie de vuelta de tuerca al anterior filme de Fincher donde eran los hombres los que precisamente maltrataban a las mujeres sólo que aquí de una forma más maquinada, perversa e intrigante.
- continúa en spoiler -
La película se divide en dos partes bien diferenciadas. Contamos con toda la parafernalia sistemática de investigaciones, culpas, acusaciones, fondos mediáticos, pesquisas, dudas y acusaciones alrededor de una mujer desaparecida y el bonachón de su esposo intentando llevar una vida normal dentro del ajetreo mediático al cual es forzado a participar y que cada paso en falso que da sirve para hundirse más en la acusación. Quizás en este primer apartado el ritmo adolece de un tono mucho más pausado en este tipo de thrillers más o menos convencionales y al cual se le puede achacar cierto engreimiento precisamente por la frialdad recargada de la pareja protagonista donde los flashbacks son bastante irritantes y no son más que meros estereotipos donde la pareja protagonista se enzarza en diálogos burdos y cargados de insustancial levedad dentro de una verborrea insípida en la forma y un tanto chirriante en el fondo. Pero cuando la película parece haber entrado en una especie de bucle, espiral de una sociedad pegada a los engaños de un circo televisivo, aparece un vuelco que trastoca todo lo que habíamos contemplado hasta ese instante.
De David Fincher puede decirse que hasta sus títulos más defenestrados pueden llegar a defenderse por sí mismos pues no hay que ser muy perfeccionista para encontrarle más virtudes que defectos en su filmografía. Pero por extraño que parezca, a pesar de estar ante un supuesto inteligente, seco, elegante y frío ejercicio de estilo, como suelen ser todos los filmes del cineasta, creo no equivocarme cuando digo estar ante el primer título que por ahora no convence tanto como el director de “Se7en” quisiera o no deja esa sensación popular donde la crítica especializada y el público entregado la aclama como una obra maestra. Desde luego, cinematográficamente hablando, no lo es. Incluso tal como está expuesta y dirigida podría llegar a pasar por mero telefilme de no ser por quien está tras la cámara, alguien que precisamente siempre sabe sacar oro puro de cualquier producto, ya sea original o de encargo. Sus películas son carne de un estilismo canonizado, pródigas en convertirse en piezas clave del cine contemporáneo y muestras de un diseño de producción exquisito que son influencia directa y arte en estado puro. No es que “Perdida” sea un mal título pero desde luego su engranaje, su mecanismo, las piezas que lo componen no están tan bien hilvanadas como para formar un todo.
Lógicamente, como thriller convencional funciona en los momentos donde el género reclama el aplauso. Tan sólo hay que ver la escena donde se desenmascara la realidad que se oculta tras la desaparición, incluida esa explicación posterior, paso a paso para, quizás, esos espectadores que se puedan perder o no entiendan del todo los movimientos a seguir como suele narrar programas televisivos como “Crímenes perfectos”. No se puede negar que ciertos golpes de efecto como ese martillazo para hacerse pasar por mujer maltratada o el imprevisto de ella al sufrir un robo por parte de sus nuevos vecinos que le harán volver para poder aparecer como mujer secuestrada son momentos que demuestran que el guión, a pesar de sus inconvenientes y errores, cuenta con aciertos tanto de dirección, montaje y guión. Porque de lo que aquí se trata es vender el producto como una especie de remedo o renovación de “Atracción fatal” sólo que actualizada a nuestros tiempos. Sin dudarlo ni un ápice, es el claro vehículo de lucimiento para una mujer manipuladora, fría y calculadora, la clásica villana que disfruta haciendo sufrir a los hombres sin motivo ni razón. Simplemente por el hecho de dominar, engañar y hacer sufrir. Una especie de vuelta de tuerca al anterior filme de Fincher donde eran los hombres los que precisamente maltrataban a las mujeres sólo que aquí de una forma más maquinada, perversa e intrigante.
- continúa en spoiler -
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Pero tal como está montada y expuesta a uno le deja convencido el pensamiento de que esta película requería otro enfoque, otra forma de narrarla. Incluso un recorte de metraje no le hubiese venido mal. Porque aunque es cierto que los personajes, todos en conjunto e individualmente, están en estado de gracia (podríamos decir que Ben Affleck se encuentra en uno de sus más convincentes papeles hasta la fecha como ese chico atormentado, comedido e inconsciente de las redes que pisa), para desgracia de todos son personajes cuyas historias poco o nada interesan. No hay punto de conexión con el espectador. Son tan exageradamente perfectos dentro de una élite que pocos conocemos y es presentada de una forma tan insustancial que, desgraciadamente, no hay empatía ni química con y entre ellos. No importa mucho lo que les suceda más allá de la sorpresa del momento o del giro argumental. Incluso uno puede llegar a sentir fascinación por la maquinación fría y sistemática de un personaje tan siniestro y pérfido como el de la asombrosa Amy (una Rosamund Pike realmente fría como el hielo y camaleónica como pocas). Pero a pesar de comprender que su maldad no tiene límites y una persona tan fría y calculadora, con un don para manipular a su antojo a todos cuanto la rodean, e incluso llegar a ser el mejor personaje de todo el reparto, aún así, no acaba de ser la malvada de cuento gótico (y eso que se esmera en demasía, incluso excediéndose en alguna secuencia retorcida con final sangriento al más puro estilo gore).
“Perdida” es un título que a los fans del thriller al uso o a los espectadores de fácil digestión la aplaudan como una película sorprendente, fascinante, uno de los mejores que haya deparado el cine en estos tiempos de sequedad en el género. Es más, seguro que será alzada cómo una de las mejores piezas del maestro. Pero al que esto escribe, con pesar en la letra, le parece uno más de tantos que incluso podría decir se queda justo tanto en su propuesta como en su resultado, más aún siendo de quien procede. Alguien acostumbrado a inyectar una rabia latente en todo cuanto rueda y siempre con la fascinación coherente tanto en la narración elegante como en la sordidez que la violencia del propio ser humano encierra. Si bien es cierto que cuenta con momentos realmente acertados como las pesquisas policiales para dar con el asesino real, la planificación y encuadre de los pasos seguidos para conseguir el asesinato perfecto o el giro final donde se demuestra hasta dónde puede llegar una mente manipuladora bien engrasada para conseguir sus objetivos (logrando, además, que las frases de la primera escena se tornen descorazonadoras e impactantes al final), la película dista mucho de ser una obra perfecta y mucho menos conseguida, más aún cuando Fincher lleva una carrera de grandes clásicos en estado de gracia.
https://claquetadebitacora.wordpress.com/2016/11/07/critica-perdida-david-fincher-2014-manipulacion-sistematica/
“Perdida” es un título que a los fans del thriller al uso o a los espectadores de fácil digestión la aplaudan como una película sorprendente, fascinante, uno de los mejores que haya deparado el cine en estos tiempos de sequedad en el género. Es más, seguro que será alzada cómo una de las mejores piezas del maestro. Pero al que esto escribe, con pesar en la letra, le parece uno más de tantos que incluso podría decir se queda justo tanto en su propuesta como en su resultado, más aún siendo de quien procede. Alguien acostumbrado a inyectar una rabia latente en todo cuanto rueda y siempre con la fascinación coherente tanto en la narración elegante como en la sordidez que la violencia del propio ser humano encierra. Si bien es cierto que cuenta con momentos realmente acertados como las pesquisas policiales para dar con el asesino real, la planificación y encuadre de los pasos seguidos para conseguir el asesinato perfecto o el giro final donde se demuestra hasta dónde puede llegar una mente manipuladora bien engrasada para conseguir sus objetivos (logrando, además, que las frases de la primera escena se tornen descorazonadoras e impactantes al final), la película dista mucho de ser una obra perfecta y mucho menos conseguida, más aún cuando Fincher lleva una carrera de grandes clásicos en estado de gracia.
https://claquetadebitacora.wordpress.com/2016/11/07/critica-perdida-david-fincher-2014-manipulacion-sistematica/