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Voto de bogartiano:
8
7,4
3.062
Cine negro
Un hombre honrado es arrastrado al sórdido mundo de la corrupción por el influjo de una "femme-fatale" tan bella como peligrosa. Gran obra de Siodmak dentro del género del cine negro. (FILMAFFINITY)
16 de septiembre de 2009
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más le volvió a ocurrir a Burt Lancaster. En una nueva participación en una película de Robert Siodmak, vuelve a caer en las garras de una mujer fatal. Un hombre excesivamente ingenuo y poco reflexivo, parecido al de The Killers, entra de lleno en un torbellino de violencia y de maldad, del cual no podrá salir bien parado, solo por volver a conquistar el corazón de la mujer que ama. El contrapunto es impresionante: un hombre que llena la pantalla con su sola presencia, viste diferente a los demás, parece diferente al resto, pero que termina cayendo con una facilidad supina en manos de Yvonne de Carlo.
Y con ella hemos topado. La verdad es que viéndola bailar, uno piensa que cualquiera puede caer en la tentación y caer rendido ante ella. Una escena inolvidable, de una sensualidad, provocación y atracción únicas. Los primeros planos de Pete Thompson son para enmarcar. Totalmente embelesado y poseído por el amor que siente hacia ella, la mira sin pestañear. Por cierto, y a modo de anécdota, me da la impresión que el hombre que baila con De Carlo es Tony Curtis. Sería cuando empezaba, pues no sale ni en los títulos de crédito.
En el flashback, que ocupa un tercio de la película (clásico en el cine negro), Thompson nos cuenta como el destino fatal y una serie de coincidencias, hacen que se vea abocado a volver con la que fue su ex mujer, a pesar de reconocer que no podrá funcionar, pues es una mujer materialista y egoísta, que no está bien vista por su familia, ni por su amigo, el policía Ramírez (Stephen McNally). Para más inri, está unida en ese momento a un gángster conocido en la ciudad como Slim (Dan Duryea, el eterno y fantástico malvado). Un cóctel explosivo, acrecentado por un proyecto de robo en un furgón blindado (donde trabaja Thompson).
Uno de los mejores títulos de Siodmak, con grandes referencias al expresionismo alemán del que él formó parte, como por ejemplo más clarificador, la última escena que no voy a comentar. Mark Hellinger produce al igual que en The Killers, y que murió durante el rodaje de esta película.
Y con ella hemos topado. La verdad es que viéndola bailar, uno piensa que cualquiera puede caer en la tentación y caer rendido ante ella. Una escena inolvidable, de una sensualidad, provocación y atracción únicas. Los primeros planos de Pete Thompson son para enmarcar. Totalmente embelesado y poseído por el amor que siente hacia ella, la mira sin pestañear. Por cierto, y a modo de anécdota, me da la impresión que el hombre que baila con De Carlo es Tony Curtis. Sería cuando empezaba, pues no sale ni en los títulos de crédito.
En el flashback, que ocupa un tercio de la película (clásico en el cine negro), Thompson nos cuenta como el destino fatal y una serie de coincidencias, hacen que se vea abocado a volver con la que fue su ex mujer, a pesar de reconocer que no podrá funcionar, pues es una mujer materialista y egoísta, que no está bien vista por su familia, ni por su amigo, el policía Ramírez (Stephen McNally). Para más inri, está unida en ese momento a un gángster conocido en la ciudad como Slim (Dan Duryea, el eterno y fantástico malvado). Un cóctel explosivo, acrecentado por un proyecto de robo en un furgón blindado (donde trabaja Thompson).
Uno de los mejores títulos de Siodmak, con grandes referencias al expresionismo alemán del que él formó parte, como por ejemplo más clarificador, la última escena que no voy a comentar. Mark Hellinger produce al igual que en The Killers, y que murió durante el rodaje de esta película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y por último indicar que el personaje Anna (Yvonne de Carlo), parece una mujer todavía más fría que sus coetáneas rubias fatales de otros films noir. Utiliza incluso al gángster Duryea. Se intenta llevar todo el dinero y deja tirado, enfermo y desvalido al pobre Pete (Lancaster). Buenísima la escena que dura tres segundos con Lancaster en un plano medio largo, se queda solo sentado en la silla. Previamente se ven los verdaderos sentimientos de los dos personajes.