Hilarante comedia de los hermanos Coen que tras Fargo volvieron a parir otra obra maestra consecutiva. No tuvo el reconocimiento de aquella e incluso fue un relativo fracaso económico pero enseguida se convirtió en una de las películas de culto más famosas de los noventa. Cuando en su día la vi en el cine me desconcertó. Hubo pasajes muy divertidos que me gustaron mucho pero en general me decepcionó relativamente el caótico desarrollo de la trama. Revisándola posteriormente me rindo ante ella porque se trata de una genial locura surrealista plagada de humor y de unos personajes extravagantes e irrepetibles. De entre todos ellos destaca el legendario Nota encarnado por un inspirado Jeff Bridges que encaja como un guante en el papel.

Jeff Lebowski, también conocido como el Nota, es un vago profesional al que unos delincuentes confunden con el marido de una mujer endeudada. A raíz de un incidente menor en el que uno de los matones orina en su alfombra decide averiguar quién es la persona con la que han confundido, con la que comparte su nombre, para exigirle una compensación. A partir de entonces vivirá una de las aventuras más delirantes y extrañas que se pueda imaginar.

El argumento en realidad es lo que menos importa, sólo es el detonante de una historia en la que sobre todo sobresalen los personajes. No hay ninguno cuerdo. De hecho el más normal es el propio Nota que se pasa casi todo el tiempo colocado y jugando a los bolos con sus peculiares amigos. Excelente John Goodman también. Aparecen además los habituales secundarios del cine de los Coen como Steve Buscemi, Peter Stormare, John Polito o un desternillante John Turturro. A ellos hay que añadir al reputado Ben Gazzara, David Thewlis, Sam Elliott, un Philip Seymour Hoffman en plena proyección, Julianne Moore y el bajista de Red Hot Chili Peppers Flea.