A medida que iba pasando la pelicula iba pensando en cuan ciertas eran las palabras de C. Boyero en una de sus críticas en las que hablaba de por qué no se habría levantado de la butaca cuando había la primera escena de esa película (rumana o polaca, ya no me acuerdo) duraba 7 minutos enfocando a un gallo... que quien avisa no es traidor, y que la pelicula no podía mejorar. Sin embargo te quedas sentado como un gilipollas, como hizo él.
Y por eso me arrepiento...

Y es que aquí viene mi reflexión: Se puede hacer cine diferente, y bueno, sin necesidad de alargar planos hasta el infinito, ni meter ruidos desagradables... para mí es lo que ha sido esta película...

Y para acabar con Boyero, que he de decir que no es santo de mi devoción, pero es curioso que de todos los críticos profesionales que aparecen comentando este bodrio, sea el único que lo vea como tal, como un tostón lento y aburrido que será la delicia de los enteradillos del cine...