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Voto de JACHi:
1
2020
Darren Star (Creador), Andrew Fleming
5,3
4.471
Serie de TV. Romance. Comedia
Serie de TV (2020-). 3 temporadas. 30 episodios. Emily, una estadounidense de veintitantos años del Medio Oeste, se muda a París para una oportunidad de trabajo inesperada, encargada de llevar el punto de vista estadounidense a una venerable empresa de marketing francesa. Las culturas chocan mientras se adapta a los desafíos de la vida en una ciudad extranjera, al tiempo que hace malabarismos con su carrera, sus nuevas amistades y su ... [+]
6 de octubre de 2020
76 de 128 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ese es el nivel medio de la serie. Lo digo para no crear falsas ilusiones a los fans de Lily Collins (club que fundé yo mismo hace años), cuyo talento aquí es totalmente prescindible hasta el punto que te das cuenta de que este mismo guión protagonizado por Mila Kunis, Jennifer Love Hewitt o cualquier otra actriz nula de rostro resultón, habría dado exactamente el mismo resultado...
(el resultado es horrible, adelanto)
Vaya mi reseña dedicada a los cuatro o cinco que no leen revistas sino libros, que no ven concursos ni salseos televisivos sino documentales y películas -y más aún a los que directamente han dejado de ver la tele-, y a los que tienen correo electrónico y whatsapp pero no Tik-Tok ni Instagram. Estos últimos (los... las del Tik-Tok y el Instagram) puede que sean el público potencial (el “target” que dirían los cursis) de esta comedieta superficial, chiclosa, pretendidamente modernera y más anodina e intrascendental que un capítulo de ‘First Dates’. En ese sentido, es hija de estos tiempos vanales y falsarios.
Desde lo artístico, la serie no es nada. Actores no dirigidos (que no paran de moverse y gesticular en todo momento) interpretando a clichés andantes; alguna penosa referencia al gran éxito gabacho del siglo, AMELIE (escena de rompiendo la crema catalana con la cuchara). Una canción famosa cada 3 minutos, colorín, tomas de drones de la ciudad, gente guapa y bien vestida (discutible esto último)... Que por cierto, ¿y la gente fea? ¿Y las gordas, los tíos raros, la gente normal de la calle? No los verás aquí: de nuevo, hija de nuestro tiempo.
Y la cosa no empezaba del todo mal, como una interesante puesta a punto de la antipatía y la miseria moral francesas, pero termina siendo otro folleto turístico más. Y de los chabacanos (no, de elegante no tiene nada). ¿Cuántas postales en forma de series/películas van ya sobre París? ¿12 millones? Habría jurado que íbamos por 14...
El número de veces que dicen "los franceses" da puta rabia: ‘es que los franceses esto’, ‘es que en Francia aquello’... Es muy irritante, ese gusto hollywoodiense por lo, según ellos, exótico de lo extranjero. Un poco como en MI GRAN BODA GRIEGA o LA BODA DE MI NOVIA (esta última “exotiqueando” con Escocia, como si en ese país aún viviesen como en el siglo XV). Y llama la atención que tanto los que han hecho la serie como a los que les va a gustar se crean que hay sofisticación o “alto nivel” (no sabemos de qué) en el guión de EMILY EN PARIS, porque... ¿Cómo se les llama a los que desde la ignorancia se ilusionan y fascinan con el escaparate lejano de un lugar, un modo de vida y de unas personas supuestamente sofisticadas y elitistas?
Exacto: catetos.
Pero despiecémosla mientras aún la tengo fresca, pues tengo la sensación de que en un par de días se me olvidará para siempre:
- La regla de oro es que la serie se vuelve más y más frívola a cada minuto.
- La cantidad de encuentros inesperados en una ciudad de varios millones de habitantes es impresionante.
- Las amigas casuales... ¿Soy yo el raro, si digo que jamás en mi vida he hecho amigos casuales por la calle?
- El doblaje de las chicas parece más propio de un anime.
(sigue en spoiler)
(el resultado es horrible, adelanto)
Vaya mi reseña dedicada a los cuatro o cinco que no leen revistas sino libros, que no ven concursos ni salseos televisivos sino documentales y películas -y más aún a los que directamente han dejado de ver la tele-, y a los que tienen correo electrónico y whatsapp pero no Tik-Tok ni Instagram. Estos últimos (los... las del Tik-Tok y el Instagram) puede que sean el público potencial (el “target” que dirían los cursis) de esta comedieta superficial, chiclosa, pretendidamente modernera y más anodina e intrascendental que un capítulo de ‘First Dates’. En ese sentido, es hija de estos tiempos vanales y falsarios.
Desde lo artístico, la serie no es nada. Actores no dirigidos (que no paran de moverse y gesticular en todo momento) interpretando a clichés andantes; alguna penosa referencia al gran éxito gabacho del siglo, AMELIE (escena de rompiendo la crema catalana con la cuchara). Una canción famosa cada 3 minutos, colorín, tomas de drones de la ciudad, gente guapa y bien vestida (discutible esto último)... Que por cierto, ¿y la gente fea? ¿Y las gordas, los tíos raros, la gente normal de la calle? No los verás aquí: de nuevo, hija de nuestro tiempo.
Y la cosa no empezaba del todo mal, como una interesante puesta a punto de la antipatía y la miseria moral francesas, pero termina siendo otro folleto turístico más. Y de los chabacanos (no, de elegante no tiene nada). ¿Cuántas postales en forma de series/películas van ya sobre París? ¿12 millones? Habría jurado que íbamos por 14...
El número de veces que dicen "los franceses" da puta rabia: ‘es que los franceses esto’, ‘es que en Francia aquello’... Es muy irritante, ese gusto hollywoodiense por lo, según ellos, exótico de lo extranjero. Un poco como en MI GRAN BODA GRIEGA o LA BODA DE MI NOVIA (esta última “exotiqueando” con Escocia, como si en ese país aún viviesen como en el siglo XV). Y llama la atención que tanto los que han hecho la serie como a los que les va a gustar se crean que hay sofisticación o “alto nivel” (no sabemos de qué) en el guión de EMILY EN PARIS, porque... ¿Cómo se les llama a los que desde la ignorancia se ilusionan y fascinan con el escaparate lejano de un lugar, un modo de vida y de unas personas supuestamente sofisticadas y elitistas?
Exacto: catetos.
Pero despiecémosla mientras aún la tengo fresca, pues tengo la sensación de que en un par de días se me olvidará para siempre:
- La regla de oro es que la serie se vuelve más y más frívola a cada minuto.
- La cantidad de encuentros inesperados en una ciudad de varios millones de habitantes es impresionante.
- Las amigas casuales... ¿Soy yo el raro, si digo que jamás en mi vida he hecho amigos casuales por la calle?
- El doblaje de las chicas parece más propio de un anime.
(sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
- El número de veces que Emily le aguanta a su jefa borderías es inverosímil. En una ocasión mis jefes me echaron una bronca, fue en mi primer día y al pillarme desubicado no respondí; la segunda vez, les amenacé con pirarme y ya no hubo broncas hasta un par de años más tarde; esa tercera vez, me fui, a pesar de sus súplicas y disculpas. Y una cuarta nunca me ha sucedido, pero en mi código esa cuarta vez lleva tortazo con la mano abierta. ¡¡Emily soporta un trato vejatorio de la tía mayor más de veinte veces y de treinta, es humillante!! ¡Y encima sigue esforzándose por caerle bien! Oooh no, guionistas cretinos, la gente no anhela gustarle a las personas que les miran con asco y que las humillan. Anhelan partirles la cara impunemente.
- Amiga china. ¡¿China?! Su abuela tal vez era coreana. Que a propósito, el momento lache (6º cap.) en que canta en medio del parque... ¿tenía que ser a la fuerza ‘La vie en rose’? ¿Quién financió esto, el Ministerio de Turismo? Qué sutiles.
- El 6º episodio en general es todo un “checkpoint” que te costará superar. En él tiene lugar un diálogo sobre orgasmos que si tienes más de 20 años te dará mucha vergüenza ajena.
- Verás a Emily trabajar (el supuesto motivo de su estancia en París)... ¿4 minutos en total? ¿3? El 98% de sus pensamientos y energías están dedicados a tíos-tíos-tíos-tíos-tíos-tíos... ¿Quién habrá creado esta serie?
- En el 8º episodio hay un momento supuestamente jocoso en que la madre de un chaval de 17 se entera de que Emily se lo ha trincado en su propia casa... la madre le pregunta si su hijo es buen amante... no os digo más. Supongo que para la mentalidad superficial y viciosa de los guionistas acostarse con alguien a quien conociste tres horas atrás es graciosete y molón, y “moderno”. Pero no sólo es fútil y peligroso, sino que además es exactamente lo contrario a moderno, es absolutamente primitivo.
- En el 10º, otro momentazo de supuesta modernura-libertad sexual (joder, todavía dura el timo de la liberación sexual), cuando la esposa del rollo de Emily -uno de ellos- le dice que ‘ella lo aprueba’. Vamos a ver, eso no es de gente “avanzada” sino de degenerados, aparte de algo que sólo ocurre en la mente (hipócrita, dicho sea de paso) de los guionistas, no en la vida real. Aunque a pesar de este follisqueo-colegueo consentido y súper guay, no faltarán momentos de puritanismo ridículo, como las famosas sábanas hasta el sobaco para la mujer pero no para el hombre.
En fin, que muy pronto averiguarás por qué el creador de EMILY EN PARÍS es el mismo de MELROSE PLACE, SEXO EN NUEVA YORK y otros puteríos seriados, y por qué es una nueva y orgullosa hermana de las teleseries que inauguraron la frivolidad y relajación (si no anulación) moral en los ’90 como fueron FRIENDS y ALLY McBEAL. Pero venga, no pasa nada, echemos unas risillas, eso es lo único importante.
Y si crees que Emily no se puede enrollar con dos tíos diferentes en el mismo capítulo es que subestimas al tal Darren Star. Su mentalidad machista y retorcida consiste en que toda conversación entre hombre guapo y mujer guapa debe acabar en morreo. O como mínimo mínimo, en tensión sexual. Ese es el interés de esta serie que es, en una palabra muy sintetizada, fea. Una serie fea.
Y en cuanto a la pobre Lily... Los anuncios de Lancome que hace son agradables, ya que duran segundos y su ligereza es coherente. Los 300 minutos de EMILY son repelentes. Y de nuevo, feos.
Ved sus otras dos series: EL ÚLTIMO MAGNATE y LOS MISERABLES. En la primera tampoco encontraréis mucho contenido, pero sí algo más de elegancia y sobriedad; en la segunda, os maravillaréis ante su conmovedora interpretación (la mejor Fantine que he visto, de lejos) y además disfrutaréis de una enorme mini-serie, acallada y semi-desconocida jamás sabremos por qué.
2ª TEMPORADA: empiezo a verla.
1er diálogo: - 'cuando fui a despedirme de Gabriel, eso se convirtió en la noche de sexo más increíble que he disfrutado en toda mi vida'.
Dejo de verla.
- Amiga china. ¡¿China?! Su abuela tal vez era coreana. Que a propósito, el momento lache (6º cap.) en que canta en medio del parque... ¿tenía que ser a la fuerza ‘La vie en rose’? ¿Quién financió esto, el Ministerio de Turismo? Qué sutiles.
- El 6º episodio en general es todo un “checkpoint” que te costará superar. En él tiene lugar un diálogo sobre orgasmos que si tienes más de 20 años te dará mucha vergüenza ajena.
- Verás a Emily trabajar (el supuesto motivo de su estancia en París)... ¿4 minutos en total? ¿3? El 98% de sus pensamientos y energías están dedicados a tíos-tíos-tíos-tíos-tíos-tíos... ¿Quién habrá creado esta serie?
- En el 8º episodio hay un momento supuestamente jocoso en que la madre de un chaval de 17 se entera de que Emily se lo ha trincado en su propia casa... la madre le pregunta si su hijo es buen amante... no os digo más. Supongo que para la mentalidad superficial y viciosa de los guionistas acostarse con alguien a quien conociste tres horas atrás es graciosete y molón, y “moderno”. Pero no sólo es fútil y peligroso, sino que además es exactamente lo contrario a moderno, es absolutamente primitivo.
- En el 10º, otro momentazo de supuesta modernura-libertad sexual (joder, todavía dura el timo de la liberación sexual), cuando la esposa del rollo de Emily -uno de ellos- le dice que ‘ella lo aprueba’. Vamos a ver, eso no es de gente “avanzada” sino de degenerados, aparte de algo que sólo ocurre en la mente (hipócrita, dicho sea de paso) de los guionistas, no en la vida real. Aunque a pesar de este follisqueo-colegueo consentido y súper guay, no faltarán momentos de puritanismo ridículo, como las famosas sábanas hasta el sobaco para la mujer pero no para el hombre.
En fin, que muy pronto averiguarás por qué el creador de EMILY EN PARÍS es el mismo de MELROSE PLACE, SEXO EN NUEVA YORK y otros puteríos seriados, y por qué es una nueva y orgullosa hermana de las teleseries que inauguraron la frivolidad y relajación (si no anulación) moral en los ’90 como fueron FRIENDS y ALLY McBEAL. Pero venga, no pasa nada, echemos unas risillas, eso es lo único importante.
Y si crees que Emily no se puede enrollar con dos tíos diferentes en el mismo capítulo es que subestimas al tal Darren Star. Su mentalidad machista y retorcida consiste en que toda conversación entre hombre guapo y mujer guapa debe acabar en morreo. O como mínimo mínimo, en tensión sexual. Ese es el interés de esta serie que es, en una palabra muy sintetizada, fea. Una serie fea.
Y en cuanto a la pobre Lily... Los anuncios de Lancome que hace son agradables, ya que duran segundos y su ligereza es coherente. Los 300 minutos de EMILY son repelentes. Y de nuevo, feos.
Ved sus otras dos series: EL ÚLTIMO MAGNATE y LOS MISERABLES. En la primera tampoco encontraréis mucho contenido, pero sí algo más de elegancia y sobriedad; en la segunda, os maravillaréis ante su conmovedora interpretación (la mejor Fantine que he visto, de lejos) y además disfrutaréis de una enorme mini-serie, acallada y semi-desconocida jamás sabremos por qué.
2ª TEMPORADA: empiezo a verla.
1er diálogo: - 'cuando fui a despedirme de Gabriel, eso se convirtió en la noche de sexo más increíble que he disfrutado en toda mi vida'.
Dejo de verla.