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España España · Madrid
Voto de jokinr:
4
Comedia. Drama. Musical En un pequeño pueblo, un joven gañán quiere matar a su tío para disfrutar alegremente con su joven viuda. Pero, para su desgracia, busca la complicidad de una bruja embustera. (FILMAFFINITY)
29 de noviembre de 2017
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las estrategias más exitosas del régimen franquista fue la identificación que pretendió llevar a cabo entre cultura popular y el propio sistema político, como una de las múltiples formas que utilizó para legitimarse ante el pueblo que sometía. En esta añagaza falaz cayeron muchos, entre ellos la inmensa mayoría de la intelectualidad “progresista” a la que, como forma cómoda y poco comprometida de mostrar su antifranquismo, no le dolieron prendas en rechazar de plano todo lo que desprendiera ese aroma popular, desde el flamenco y la copla hasta la zarzuela o la ópera española, y desde luego el folclore. Todas esas expresiones populares se convirtieron para esa “inteligencia” con ínfulas demócratas en representaciones viles de la dictadura hispana, contra las que había que combatir, con lo que el franquismo pudo anotarse otra victoria más, pues alejaba de las tesis de esos intelectuales a buena parte del pueblo que no quería desprenderse de su tradición cultural, por otra parte de una riqueza casi inigualable, y que no comprendía el empeño de muchos artistas en combatirla.
"¡Bruja, más que bruja!" no es más que un producto de ese estado de opinión que bullía en los ambientes eruditos y artísticos, producto encarnado en burla caricaturesca, no sólo de un aspecto de la cultura popular española, como pueda ser la zarzuela, sino de una parte del pueblo español. Fernando Fernán-Gómez, que nos ha sabido dar grandes y sólidos retratos de la sociedad española ("El mundo sigue", "El extraño viaje", por ejemplo), nos ofrece aquí, influido quizá por el ambiente de la época (1976), un simulacro falso y de estampita, plagado de zafios estereotipos de la sociedad rural española de los años cincuenta. Y para ello utiliza el recurso de la zarzuela a la que también quiere en cierto modo ridiculizar, asociándola con esa adulterada estampa rural, ignorando así por un lado, lo que ocurría en el agro patrio en aquella época histórica, y por otro el gran patrimonio cultural que supone el teatro lírico español. Fernan-Gómez sacrifica a sus prejuicios políticos, en los que parece que empezaba a caer por aquellos años setenta, una historia más que atractiva, perdiendo así una oportunidad de oro para aportarnos, sino una gran película, si al menos otro filme interesante más de un gran maestro que aquí, por desgracia, sólo nos ofrece algo cercano a la patochada.
jokinr
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