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Voto de Finius Magnificus:
8
Drama A finales del siglo XIX, el doctor Frederick Treves descubre en un circo a un hombre llamado John Merrick. Se trata de un ciudadano británico con la cabeza monstruosamente deformada, que vive en una situación de constante humillación y sufrimiento al ser exhibido diariamente como una atracción de feria. (FILMAFFINITY)
16 de abril de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Como se debe sentir una persona si durante toda su existencia se la estuviese calificando como aberración? o, aun más lejos ¿si la estuviese exhibiendo como una atracción de circo?, pocas son las personas que nos pueden responder a esta pregunta.

El protagonista de la película sobre la que versa esta crítica Joseph Merrick (llamado John Merrick en el film) es una de las personas que podrían contestar a estas preguntas sin ningún tipo de duda, Joseph sufría una enfermedad conocida como síndrome de Proteus, una de esas enfermedades clasificadas de raras, este síndrome produjo en Joseph una serie de malformaciones en sus huesos y la piel por las que durante su vida fue conocido como el hombre elefante, a pesar de tener todo en su contra Merrick nunca se rindió y nunca dio la espalda a su educación y bondad, jamás respondió a la violencia con violencia.

Puede que en el físico no se encontraba la mayor de sus virtudes pero lo cubría por completo con el tamaño y valor de su alma, con los diversos estudios hechos tras su muerte y gracias a diversas notas conservadas, se sabe que Joseph Merrick superaba la media de la inteligencia de la época.

Un film del que esperaba otro tipo de registro debido a lo que tenía visto hasta ese momento de David Lynch: “Mulholland Drive” o “Eraserhead”, también se agradece un descanso y que no nos haga pensar siempre con sus tramas.

El encargado de dar vida a John Merrick en el film es un John Hurt que debió pasar varias horas en el set de maquillaje, horas que visto el resultado fueron totalmente fructíferas.
Le acompaña Anthony Hopkins en el papel del doctor Frederick Treves.

Si bien las actuaciones son bastante notables, si hubiese que destacar algo por encima de todo en el film es el estupendo trabajo de recreación de un Londres de finales del siglo XIX, sus vestuarios, edificaciones, en general toda la ambientación de 10.

Como siempre para acabar una serie de reflexiones tras el visionado del film, el tipiquísimo a estas alturas ya de que la belleza está en el interior, en esta ocasión más justificado que nunca, y otra vez se nos demuestra que los ángeles no tienen porqué tener alas y aureola ni vivir en el cielo, pueden ser un tipo de Londres que enfrenta todos sus problemas (que no son pocos) con toda la bondad de su alma y que ayuda a mucha gente a ser mejor en sus vidas.
Finius Magnificus
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