Un grupo de embajadores y guerreros koreanos tienen que proteger a una princesa china y a unos pueblerinos que se encuentran por el camino, chinos también, de una horda de mongoles sedientos de sangre. Se refugian en una fortaleza en medio del desierto tratando de resistir al inminente ataque.

Permutando mongoles por indios y koreanos por el 7º de caballería, la película logra ecos del mejor western; y no le tiembla el pulso en sus homenajes a "Fort Apache" o "La diligencia", salvando las distancias, claro. También hay temas recurrentes: el valor, la redención, el sacrificio, la amistad... y el amor trágico.

Sin embargo no renuncia al cine de aventuras típicamente oriental y a las escenas de lucha y de guerra a espada, lanza, hacha o arco y flechas. Las batallas y peleas son bastante realistas y opta por la crudeza de la lucha cuerpo a cuerpo prescindiendo completamente de los típicos saltos y piruetas imposibles. Evita cualquier efecto exagerado lo cual es de agradecer y logra, de paso, una mayor credibilidad y atención en la historia.

Es una película más que entretenida, aunque algo excesiva en el metraje quizá también porque son conscientes de que tienen entre manos una buena historia. Apta para los amantes del cine oriental, del western y del cine de aventuras en general.