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España España · Abroad (de momento)
Voto de Shinboneniná:
6
Ciencia ficción. Acción. Thriller En un futuro no muy lejano, Gran Bretaña se ha convertido en un país totalitario dirigido con mano de hierro por un tirano (John Hurt). Una tarde, tras el toque de queda, Evey (Natalie Portman) es rescatada en plena calle por un misterioso enmascarado cuyo nombre es "V" (Hugo Weaving). El extraño personaje le explica cuáles son sus planes para recuperar la libertad. En efecto, todas las acciones de V tendrán como objetivo hacer estallar ... [+]
12 de octubre de 2008
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película de exaltación revolucionaria que entusiasma a cierto público adolescente y a muchos otros individuos cuya mentalidad se quedó anclada en la edad del pavo. A mí también me ha gustado, que conste, aunque no me parece una gran película. Su discursito filofascista inicial, de culto al héroe y al fanatismo ideológico, ese tono apocalíptico que rezuma, así como la verborrea pseudo intelectual y pelín pedante suenan a planfeto trasnochado. Aunque, bien pensado, quizá no tanto: con la que está cayendo ahora con la crisis financiera global, el supuesto agotamiento del petróleo y la descarada manipulación mediática de la que somos objeto, la película recobra inusitada actualidad.
Nuestro héroe, que toma como referente a un mártir del catolicismo, es un rico de acendrada conciencia social, a lo Bruce Wayne. Tan fuertes son sus principios, que está dispuesto a destruir el mundo, y a sí mismo, con tal de cambiar la situación de tiranía que asola UK. Una vez más, el fin justifica los medios; aunque, desde luego, el propósito del enmascarado Fawkes resulta mucho más atractivo que el de su antagonista, el siniestro Líder. Al fin y al cabo, el héroe se reconoce a sí mismo como un monstruo, un subproducto de un sistema contra el cual quiere vengarse a toda costa. Pero la venganza tiene una connotación intrínsecamente negativa, es una forma de odio, aunque a largo plazo y en frío, bastante irracional. Por eso la alternativa que presenta la película al totalitarismo no acaba de funcionar, o por lo menos, a mí no me convence en absoluto. Considero que la parte más inspirada es la que ilustra la historia de la carta, un "momento concienciación" tendencioso, pero eficacísimo.
Lo cierto es que el final resulta emotivo, al son de los acordes de Tchaikovski, con los que el ruso conmemoró la derrota del tirano napoleónico a manos de otro tirano, Alejandro I Romanov. La verdad es que, casi siempre, los tópicos acaban cumpliéndose y, desde luego, Lampedusa no erraba al afirmar que es preciso que todo cambie para que todo siga siendo como antes. Todo tiene un precio. Pero la aniquilación del individuo es tan real en el caso del sistema totalitario como en el de los grupos revolucionarios. Mejor lo dejamos, porque en realidad ¿hay tantas diferencias entre uno y otros?
Shinboneniná
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