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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
8
Drama Durante los duros años de la posguerra, en una zona rural de Cataluña, un niño llamado Andreu, cuya familia pertenece al bando de los perdedores, encuentra un día en el bosque los cadáveres de un hombre y su hijo. Las autoridades sospechan de su padre, pero Andreu intentará encontrar al culpable. En estas circunstancias, se produce en Andreu el despertar de una conciencia moral que se opone a la mentira como instrumento del mundo de los adultos. (FILMAFFINITY) [+]
11 de noviembre de 2010
94 de 159 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás me equivoque, lo admito, pero creo -sinceramente- que “Pa negre” tiene muchos números para acabar pasando a la historia de Catalunya como un film de referencia obligada. O, por lo menos, como un film de visión absolutamente recomendable para todo adolescente catalán que desee conocer de cerca cómo vivían, cómo hablaban y cómo sufrían sus parientes payeses en los años 40 y para todo espectador que desee presenciar desde los ingenuos ojos de Andreu, el niño protagonista, un triste, crudo y amargo retrato costumbrista de la vida rural en un pequeño pueblo del Pirineo durante los primeros años de la posguerra española.

No se trata, sin embargo, de otra peli más de la posguerra. De otra peli que nos vuelva a contar una vez más lo malos que eran los fascistas y cuánto sufrieron los pobres rojos. De eso nada. “Pa negre” se sitúa en ese contexto, sí, pero la trama argumental pasa casi de puntillas por encima de su componente histórico o político y se centra mucho más en los efectos colaterales padecidos por una serie de personajes absolutamente condicionados por un entorno y unas condiciones de vida sórdidas, miserables y opresivas.

Y aunque siempre habrá quien saque a relucir algún que otro traspiés narrativo y alguna que otra interpretación mediocre, yo creo que -en términos generales- “Pa negre” constituye un trabajo más que correcto (el principio y el final son, por ejemplo, soberbios) que gustará especialmente a los admiradores de cineastas como Erice y Armendáriz y que, además, atesora la suficiente calidad para que en un futuro no muy lejano pueda ocupar el mismo estatus que ocupan hoy en día películas como “Los santos inocentes”, “La lengua de las mariposas” o “La cinta blanca”. Y, si no, tiempo al tiempo.
Taylor
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