Haz click aquí para copiar la URL
Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
8
Drama Empujado por su espíritu todavía idealista, Alfredo decide crear "un arte más libre, hecho con el corazón, capaz de hacer que la gente se sienta viva". Su concepto del teatro va más allá del escenario, se traslada a la calle, cara a cara con el público esperando que éste se implique, provocándolo si es necesario. Sus actuaciones cargadas de denuncia social, sin límites ni censuras, llevan a poner en alerta a las fuerzas del orden público... (FILMAFFINITY) [+]
15 de septiembre de 2009
47 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivimos alienados por muchas cosas pero el trabajo representa, probablemente, el elemento alienante más implacable y humillante de nuestra triste existencia. Y aunque sé perfectamente que –por cuestiones de mera supervivencia- resulta mucho peor estar en el puto paro que ir a currar cada día, el trabajo es –en pocas palabras- una especie de castigo bíblico que consiste en dejarse dar por culo (en sentido figurado, of course) a cambio de un plato de lentejas.

Quizás por eso me sorprende y me satisface al mismo tiempo constatar –aunque sea a través de la ficción cinematográfica- que gente como Alfredo y su grupo de teatro puedan plantearse en estos tiempos que corren, trabajar por amor al arte. Renunciando a cobrar ni un puto duro a cambio de trabajar en la más absoluta libertad. Sin rendirle cuentas a nada ni a nadie. Y digo trabajar porque –que nadie se equivoque- Alfredo y su peña no están practicando ningún hobby. Están ofreciendo un espectáculo repletito de arte, compromiso y denuncia social destinado a un público (el de la calle) de la forma más digna y profesional posible.

¿Qué son provocativos y transgresores? Pues claro ¿Qué se pasan las leyes por el forro? Pues claro ¿Qué su ideario es ingenuo y utópico? Pues claro. Pero que nadie diga que no sería maravilloso poder dedicarse a lo que a uno le apetezca, con toda la pasión y el entusiasmo del mundo, sin verse presionado o supeditado a las férreas directrices de jefes o clientes. Como Alfredo y “Noviembre”.

Mi más sincera enhorabuena, pues, al Sr. Mañas. Un tipo que ha tenido el valor de saltar a la palestra para demostrar que no todos los okupas son una pandilla de niños de papá, fumetas, borrachos y vaguetes y que, tras esos grupos antisistema, también hay gente con ideales, talento y conciencia social.

Y poco más. Tan sólo añadir que, más que ‘grandilocuente y pedante’, a mi ese final me parece ÉPICO.
Taylor
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow