Hay adaptaciones a la gran pantalla de videojuegos que terminan siendo grandes pufos (elegid aquí cualquiera de los cientos de ejemplos) y adaptaciones que terminan teniendo cierto éxito a costa de ganar entidad propia y diferenciarse de su origen hasta no tener más relación que el nombre y que los más jóvenes no tengan claro si el juego engendró la película o viceversa ("Resident Evil" sin ir más lejos). Pocas hay, sin embargo, que triunfen manteniendo la esencia o la fidelidad a su fuente, aunque habrá quien diga -no sin razón- que eso tiene más que ver con prejuicios en los profesionales de la crítica hacia todo lo que represente acción en general y videojuegos en particular. Tan pocos ejemplos hay, que sólo "Warcraft, el Origen" se me viene a la cabeza como ejemplo de juego hecho película con respeto y que resulte entretenida.

"Assasins Creed" ha puesto medios artísticos (Fassbender, Irons, Cotillard...) y técnicos para ser una película más que decente y ha intentado hilvanado una historia con suficiente respeto hacia el original como para tener contentos a jugadores y suficiente acción para entretener a espectadores. Desgraciadamente, el resultado no termina de cuajar. De entrada, aunque hay secuencias que quitan la respiración (la caída más alta en
la historia del cine, por ejemplo), a la película le falta en general acción o, cuando menos, más equilibrio entre peleas/persecuciones y palabrería pseudocientífica. Por otro lado, salvo el siempre profesional Jeremy Irons, ninguno de los actores principales entiende sus personajes ni disimulan su falta de ganas por una película que no les va a generar ningún reconocimiento académico. En cuanto a la presencia de varios actores espalñoes, realmente no aportan nada más que un poco de decoración local (la película está ambientada en la España de finales del XV), pero sin trascendencia alguna, más bien en plan mascotas locales en la producción de los señoriiiitos gringos. Y lo que toca un poco las narices es la habitual confusión alevosa entre 'licencia histórica' y 'rehago la historia como me sale de las pelotas para que me quede la escena más guay', especialmente de una manera tan gratuita e innecesaria como ésta.

Con todo, la puesta en escena sí es atractiva en sí misma y respetuosa con el videojuego y, en el fondo, con sus muchísimos defectos, la película termina resultando razonablemente entretenida. No como para pasar a la historia, no como para estar impacientes porque llegue la secuela, no como para comprar el nuevo juego de la saga (acabé bastante cansado del primero), pero sí como para echar un rato viéndola en la tele acompañada de palomitas.