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28.179
Animación. Fantástico. Aventuras. Comedia. Infantil
Woody siempre ha tenido claro cuál es su labor en el mundo y su prioridad: cuidar a su dueño, ya sea Andy o Bonnie. Pero cuando Bonnie añade a Forky, un nuevo juguete de fabricación propia, a su habitación, arranca una nueva aventura que servirá para que los viejos y nuevos amigos le enseñen a Woody lo grande que puede ser el mundo para un juguete. (FILMAFFINITY)
5 de julio de 2019
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace unos años, Pixar viene haciendo dos gamas bien diferenciadas de películas: unas más simples con mensajes y tramas fáciles de seguir y digerir, generalmente destinadas al merchandising (Cars, Aviones, El viaje de Arlo) y otras "de llorar" (Up, Del Revés, Coco, o la misma Toy Story 3). Y esta cuarta parte pertenece a la segunda tipología. Me hace dudar de si es una película para niños, porque Woddy vuelve, y lo que cuenta no es ninguna chiquillada.
Cuando salía de la sala, no hacía más que darle vueltas a que, en comparación con las últimas películas que he ido a ver, sean de accion, terror o ciencia ficción, Toy Story 4 se adentra en cuestiones mucho más adultas, en tramas que requieren de cierta madurez: sobre el abandono, sobre la obsesión, sobre las oportunidades perdidas, sobre la gente que se deja atrás. Recuerdo cómo, en la tercera entrega, Woody recordaba a Bo con un gesto triste. Para un niño eso debía ser anecdótico, pero para los que vimos la primera Toy Story, eso tenía otro significado y otro alcance, y es que Pixar se ha especializado en darle a los que no son niños donde más les duele y con Up lo demostraron de forma indudable.
Habrá poco argumento en la zona de spoilers. En general es una entrega excelente. ¿Necesaria? No creo, pero ofrece un entretenimiento bastante más rico en matices que muchas otras películas "entretenidas". Muy recomendable, sobre todo, precisamente, si no esperas una película para niños.
Cuando salía de la sala, no hacía más que darle vueltas a que, en comparación con las últimas películas que he ido a ver, sean de accion, terror o ciencia ficción, Toy Story 4 se adentra en cuestiones mucho más adultas, en tramas que requieren de cierta madurez: sobre el abandono, sobre la obsesión, sobre las oportunidades perdidas, sobre la gente que se deja atrás. Recuerdo cómo, en la tercera entrega, Woody recordaba a Bo con un gesto triste. Para un niño eso debía ser anecdótico, pero para los que vimos la primera Toy Story, eso tenía otro significado y otro alcance, y es que Pixar se ha especializado en darle a los que no son niños donde más les duele y con Up lo demostraron de forma indudable.
Habrá poco argumento en la zona de spoilers. En general es una entrega excelente. ¿Necesaria? No creo, pero ofrece un entretenimiento bastante más rico en matices que muchas otras películas "entretenidas". Muy recomendable, sobre todo, precisamente, si no esperas una película para niños.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En vez de ensalzar todo lo bueno que tiene Toy Story 4, vamos al motivo de quitarle dos puntos a una película que, en muchos aspectos, es impecable. El primer punto se lo lleva por algunos momentos de la trama en los que se fuerzan las cosas un poco de más. Es decir, ¡Bonnie ha perdido un tenedor con ojos! ¿Qué hacen esos padres retrasando su viaje para encontrarlo? La fuerza que sostiene el hilo conductor de Forky parece de a ratos demasiado peso para un tenedorcito de plástico. Y parece que con el paso del tiempo, los juguetes han perdido el miedo a interactuar con los humanos, en las anteriores era una temeridad que se acercaran a una persona despierta y consciente, y aquí tontean con lo que haga falta, incluso con su propio tanque-mofeta para moverse entre la gente. También le resta un poco, aunque suene de perogrullo, lo innecesaria de esta nueva entrega, después del broche de oro de la anterior. Pero eso es un problema minoritario.
El segundo punto y quizás el que más me duele, está en el "nerfeo" de algunos personajes en pos de la nueva corriente de corrección política y empoderamiento de la mujer. La primera escena de la película presenta una posición mucho más igualitaria: Bo y sus ovejas colaboran, arriman el hombro, y son uno más en el equipo, pero tras esa (maravillosa) escena, se van agrandando las diferencias, que alcanzan su punto más alto al presentar a Bo y su Polly Pocket en el parque, y compararlas con Woody y Buzz es un poco bochornoso: Ellas son fuertes, valientes, inteligentes, infalibles. Ya han sufrido, ahora son invencibles; saben dónde se mueven y nada les pilla de sorpresa. Woody es obsesivo, inestable, algo renuente, y su buena intención y buen corazón son sus únicas bazas, Bo prácticamente se apiada de nuestro torpe y emocional cowboy. Buzz es... Vale que nunca fue mi personaje favorito, pero aquí lo degradan a la categoría de secundario tontuelo con gag recurrente (lo cual crea una duplicidad en roles con los peluches, por eso cuando comparten espacio en pantalla con Buzz no hay diferencias) ¡Con lo digno que era Lightyear en la segunda! Duke Kaboom se presenta como un sencillo posturero/tonto util con traumitas, y por último, la supuesta villana Gabby-Gabby, tras darnos una impresión siniestra, se apresuran a mostrar su otra faceta: la de un personaje incomprendido y herido, necesitado de una oportunidad. Creo que aquí es donde más se puede apreciar la diferencia. Los traumas de abandono de Kaboom son paródicos: te ríes, los de Gabby-Gabby son serios, llenos de significado, profundos: no son ningún chiste, pese a que en esencia, son lo mismo. Con este movimiento, la villana dura, en su posición de villanía, un tiempo relativamente corto, y nos encontramos con una película sin buenos ni malos.
¿Puede una película de Toy Story existir sin un villano? Esta película nos demuestra que sí, pero esa demostración tiene un precio: la pérdida de cierta esencia. Cuando el villano deja de estar en un personaje inherentemente malvado que reciba su merecido por su felonía (como pasó con Sid Philips, con Oloroso Pete o con Lotso), para transformar el "problema" en una cuestión de crecimiento personal, lo que aflora es más un drama animado con todas las letras. Eficaz en su conjunto e indudablemente bien ejecutado. Bonito de ver, pero un poco lejos del nivelazo que se llegó a marcar con otras de la saga.
El segundo punto y quizás el que más me duele, está en el "nerfeo" de algunos personajes en pos de la nueva corriente de corrección política y empoderamiento de la mujer. La primera escena de la película presenta una posición mucho más igualitaria: Bo y sus ovejas colaboran, arriman el hombro, y son uno más en el equipo, pero tras esa (maravillosa) escena, se van agrandando las diferencias, que alcanzan su punto más alto al presentar a Bo y su Polly Pocket en el parque, y compararlas con Woody y Buzz es un poco bochornoso: Ellas son fuertes, valientes, inteligentes, infalibles. Ya han sufrido, ahora son invencibles; saben dónde se mueven y nada les pilla de sorpresa. Woody es obsesivo, inestable, algo renuente, y su buena intención y buen corazón son sus únicas bazas, Bo prácticamente se apiada de nuestro torpe y emocional cowboy. Buzz es... Vale que nunca fue mi personaje favorito, pero aquí lo degradan a la categoría de secundario tontuelo con gag recurrente (lo cual crea una duplicidad en roles con los peluches, por eso cuando comparten espacio en pantalla con Buzz no hay diferencias) ¡Con lo digno que era Lightyear en la segunda! Duke Kaboom se presenta como un sencillo posturero/tonto util con traumitas, y por último, la supuesta villana Gabby-Gabby, tras darnos una impresión siniestra, se apresuran a mostrar su otra faceta: la de un personaje incomprendido y herido, necesitado de una oportunidad. Creo que aquí es donde más se puede apreciar la diferencia. Los traumas de abandono de Kaboom son paródicos: te ríes, los de Gabby-Gabby son serios, llenos de significado, profundos: no son ningún chiste, pese a que en esencia, son lo mismo. Con este movimiento, la villana dura, en su posición de villanía, un tiempo relativamente corto, y nos encontramos con una película sin buenos ni malos.
¿Puede una película de Toy Story existir sin un villano? Esta película nos demuestra que sí, pero esa demostración tiene un precio: la pérdida de cierta esencia. Cuando el villano deja de estar en un personaje inherentemente malvado que reciba su merecido por su felonía (como pasó con Sid Philips, con Oloroso Pete o con Lotso), para transformar el "problema" en una cuestión de crecimiento personal, lo que aflora es más un drama animado con todas las letras. Eficaz en su conjunto e indudablemente bien ejecutado. Bonito de ver, pero un poco lejos del nivelazo que se llegó a marcar con otras de la saga.