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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
7
Drama Una pequeña ciudad alemana, poco tiempo después de la I Guerra Mundial. Anna va todos los días a visitar la tumba de su prometido Frantz, caído en la guerra, en Francia. Un día, Adrien, un misterioso joven francés, también deja flores en la tumba. Su presencia suscitará reacciones imprevisibles en un entorno marcado por la derrota de Alemania. (FILMAFFINITY)
28 de septiembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribía el otro día que me gustaba la audacia de Ozon. Y es que hace falta valor para filmar un remake de Lubitsch y salir indemne de la prueba. En efecto, Frantz es una nueva versión del clásico Broken Lullaby/The Man I Killed, titulada aquí Remordimiento, con Lionel Barrymore y Nancy Carroll. Pese a tratarse de una película excelente, resultó un fracaso económico, y Lubitsch nunca más volvió a dirigir una obra "seria", concentrándose en la comedia hasta el fin de sus días.
Tras la Primera Guerra Mundial, un ex soldado francés regresa a Alemania. Cada día visita la tumba de un soldado alemán. La viuda lo ve y le invita a casa de sus suegros, donde vive. Pese a que el odio y la rabia impregna todavía la vida de los padres, lo adoptan casi como a un hijo y no ven con malos ojos que la joven salga con él. Hasta que él la confiesa la horrible verdad...
Hablaba en mi anterior crítica de Joven y bonita. Todo el erotismo y la sexualidad de esta cinta son relaciones platónicas en Frantz, rodada en un elegante blanco y negro que a veces se tiñe de color. Ozon transmite su mensaje antibelicista sin alzar la voz, sin dogmatismos, con serenidad y elegancia. Cuenta con la colaboración de ese extraño actor que es Pierre Niney, que se está especializando en mentirosos compulsivos (recordad El hombre perfecto) , y de Paula Beer, cuyo rostro angelical transmite a la perfección la hondura de sus sentimientos. Una película minimalista casi, un oasis de calma en el ruido y la furia que nos rodean. Vale la pena concederse un respiro y bañarse en sus aguas calmas. No os arrepentiréis.
Eduardo
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