Da qué pensar la situación actual de Neill Blomkamp.
Un director endiosado (en el sentido más positivo de la palabra) por 'Distrito 9', y puesto en duda con 'Elysium'. ¿Flor de un día, otro producto audiovisual en una industria que cada vez pide más artífices de espectáculos y no necesariamente directores?
'Chappie', mal que me pese, no despeja esa incógnita.

Como no, el robot titular tiene un hueco especial, y probablemente en el corazoncito de más de uno.
No ayuda, sin embargo, que este rodeado de tramas a cada cual más rocambolesca y chiflada, hasta el punto de que llegan a frenar la historia principal, que no es otra que el aprendizaje del mundo por parte de este humanoide metálico.
Críticas extrañas a la carrera armamentística, atracos y submundo criminal de Johanessburgo... nada reviste más importancia cuando Chappie y madre adoptiva, Yo-landi, tratan de entender este extraño mundo donde vivimos.

Quizá lo más interesante es que Chappie no es ni un robot con mente adulta y lógica, es solo un niño que acaba de venir a un mundo donde se le exige que robe y dispare sin preguntar, porque fue creado para ello.
Y aún más, la vida de Chappie sera finita, no va a durar miles de años, sino que tiene un período de vida relativamente corto. Cómo no, ahí están las preguntas sobre nuestra mortalidad, nuestra importancia o nuestra autoconsciencia, tratando de ser razonadas por la mente de un niño.

Blomkamp recupera su idea del "no podemos llevarnos todos bien" de 'Distrito 9', y es probablemente lo mejor que trae de anteriores trabajos. Si somos capaces de maltratar a un ser que solo busca ser comprendido, quién sabe hasta dónde llegaremos con nosotros mismos, que nos comprendemos perfectamente.
Lo cierto es que ahí acaban los aciertos de Blomkamp, a quien el entorno sudafricano ya le hace un flaco favor: indistinción con posteriores historias, sensación de hastío y de "ya hemos pasado por aquí". Es un mal menor, pero es algo que debería reservarse como guiño, y no como marca de estilo.

El dilema queda igualmente descompensado: poco importa que la trama de armamento (llevada catastróficamente por un Hugh Jackman perdidísimo) sirva como excusa para desencadenar un clímax innecesariamente complicado donde todo se resuelve a tiros. Ya has pasado por ahí, Blomkamp. Incluso el momento "humano" para evitar que las hostias naufraguen el film queda fuera de lugar.
Si lo que se intentaba era dar un escenario de hacia dónde va el ser humano, esta historia es algo simplista.

Sin embargo, si lo que se intentaba era tratar de robarme el corazón por un robot incomprendido que aprende que las verdades y mentiras misma superficie tienen, esta historia tiene toda mi simpatía.
Descompensada, pero con hallazgos. El título no es casualidad.