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Voto de Charles:
2002 
3.794
Animación. Fantástico. Musical. Infantil
Peter Pan sigue siendo el líder de los Niños Perdidos y librando batallas con el malvado Capitán Garfio, con la ayuda de Campanilla. Pero aunque Peter Pan nunca creció, todo a su alrededor ha cambiado: Wendy es ahora madre de una niña llamada Jane. Jane ya no cree en cuentos de hadas, y ¡mucho menos en volar!. Pero cuando el Capitán Garfio la secuestra y la lleva al país de Nunca Jamás, Peter Pan conseguirá que su imaginación vuele otra vez. (FILMAFFINITY) [+]
17 de febrero de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que concederle su grado de valentía a esta secuela.
Bien pudo haber sido simple inconsciencia de lanzarse a producir continuaciones sin ningún orden, pero esta en particular es la continuación de una de las más celebradas novelas británicas, aparte de clásico indiscutible en la imaginación infantil.
Que se dice pronto.
Obviamente, 'Regreso a Nunca Jamás' nunca se pone a la altura de su predecesor, pero tampoco tiene grandes aspiraciones de hacerlo.
En su lugar, es una aventura colorida y ruidosa, cuyo mayor aliciente es volver a repetir los míticos momentos indelebles pasados: la picaresca de los Niños Perdidos, el carácter inmaduro de Peter Pan, la villanía llorona a la vez que cruel de Garfio... todo retrotrae al pasado, sin ninguna novedad al frente.
Incluso se repiten las persecuciones de criatura marina a Garfio, con la enorme lástima de que el Cocodrilo es sustituido por un pulpo gigante que acusa su diseño amable y cercano, muy al contrario del brillo de maldad que a veces se veía en el temible reptil.
Sin embargo, no todo es ya visto: el centro de la historia es la hija de aquella Wendy que viajó a Nunca Jamás, solo que esta vez no es niña, se ha convertido en una adulta por lo que le ha tocado vivir.
La 2º Guerra Mundial asoma en el Londres de los años 40, convirtiendo lo que antes era una pacífica ciudad en un campo de batalla degradado, donde los niños han aprendido a endurecerse ante la rutina de los bombardeos. Es ese escenario el más interesante, y el que probablemente más alineado esté con las intenciones originales de Barrie: Wendy Darling cuenta a sus hijos historias de piratas e islas más allá de las estrellas, porque hay que creer en la fantasía cuando la realidad no responde a nuestros deseos; eso se lo enseñó Peter Pan.
Su hija Jane acabará aprendiendo estas lecciones, creyendo en una magia que, muchas veces nos olvidamos, es más necesaria de lo que creemos.
La conclusión es magnífica entonces, con un Peter Pan temeroso volviendo a la ventana de una Wendy madura, la viva representación de la juventud que cree que ha sido olvidada por las responsabilidades.
Y tendrá que ser ella, aquella niña ahora mujer que viajó a Nunca Jamás, la que nos demuestre que los años no borran sueños, ni tampoco esperanzas, solo los hacen crecer en nuestra memoria y dan ganas de transmitirlos.
Bien pudo haber sido simple inconsciencia de lanzarse a producir continuaciones sin ningún orden, pero esta en particular es la continuación de una de las más celebradas novelas británicas, aparte de clásico indiscutible en la imaginación infantil.
Que se dice pronto.
Obviamente, 'Regreso a Nunca Jamás' nunca se pone a la altura de su predecesor, pero tampoco tiene grandes aspiraciones de hacerlo.
En su lugar, es una aventura colorida y ruidosa, cuyo mayor aliciente es volver a repetir los míticos momentos indelebles pasados: la picaresca de los Niños Perdidos, el carácter inmaduro de Peter Pan, la villanía llorona a la vez que cruel de Garfio... todo retrotrae al pasado, sin ninguna novedad al frente.
Incluso se repiten las persecuciones de criatura marina a Garfio, con la enorme lástima de que el Cocodrilo es sustituido por un pulpo gigante que acusa su diseño amable y cercano, muy al contrario del brillo de maldad que a veces se veía en el temible reptil.
Sin embargo, no todo es ya visto: el centro de la historia es la hija de aquella Wendy que viajó a Nunca Jamás, solo que esta vez no es niña, se ha convertido en una adulta por lo que le ha tocado vivir.
La 2º Guerra Mundial asoma en el Londres de los años 40, convirtiendo lo que antes era una pacífica ciudad en un campo de batalla degradado, donde los niños han aprendido a endurecerse ante la rutina de los bombardeos. Es ese escenario el más interesante, y el que probablemente más alineado esté con las intenciones originales de Barrie: Wendy Darling cuenta a sus hijos historias de piratas e islas más allá de las estrellas, porque hay que creer en la fantasía cuando la realidad no responde a nuestros deseos; eso se lo enseñó Peter Pan.
Su hija Jane acabará aprendiendo estas lecciones, creyendo en una magia que, muchas veces nos olvidamos, es más necesaria de lo que creemos.
La conclusión es magnífica entonces, con un Peter Pan temeroso volviendo a la ventana de una Wendy madura, la viva representación de la juventud que cree que ha sido olvidada por las responsabilidades.
Y tendrá que ser ella, aquella niña ahora mujer que viajó a Nunca Jamás, la que nos demuestre que los años no borran sueños, ni tampoco esperanzas, solo los hacen crecer en nuestra memoria y dan ganas de transmitirlos.
