Vaya con el final, con el descubrimiento inaudito del inminente sacrificio del policía, que ha sido enredado como nosotros y será achicharrado vivo porque la cosecha de manzanas, esa es la tragedia de la economía isleña, ha sido un fracaso la temporada pasada. Sus gritos no van a ser escuchados por nadie, sólo por nosotros, sus quejas, sus maldiciones, sus últimos ruegos a su Dios cristiano. Muere calcinado, ya ves... Y es ahí cuando todos en coro cantan, hasta disfrazados están, cuando ya no hay duda, la película es de terror mayúsculo. Pero es un terror retrospectivo, un terror que ha sido enmascarado durante el periplo del policía hasta la fiesta del primero de mayo. Maravilloso.

El juego que se traen hasta el final podrá tener más o menos gracia, a mí lo del baile lividinoso de la tía en pelotas al lado de la habitación del policía me ha parecido escandaloso, para no olvidar. Otras cosas puede que no sean tan acertadas, pero lo que está claro es que esa manipulación, vista en perspectiva, es asombrosa: a ese hombre lo van a quemar vivo!!! Y lo queman!!! Terror no, lo siguiente, eso sí, enmascarado y retrospectivo, mejor no sé decirlo, palabra.