Pedazo de Western.

Los primeros treinta minutos son para quitarse el sombrero, no hay tiempo ni para pestañear, es un ejemplo de ritmo desenfrenado, como si se empezara por el final con esos enfrentamientos en la taberna y la aparición del machote con su guitarra. Es el mejor ejemplo de cómo empezar una película, al tajo, sin perder tiempo. Algún usuario acierta al considerar ese toque teatral como un excelente recurso, yo opino igual aunque no se queda ahí, hay más.

El duelo interpretativo de las dos mujeres enfrentadas, Joan Crawford y Mercedes McCambridge, las dos brillando a gran altura, es una de las mayores atracciones. Una es una chula y transmite frialdad y seguridad (esto la Crawford) pero la ira, el odio y la maldad que desprenden los ojos de Mercedes McCambridge pocas veces, muy poquitas, lo había visto antes así. Resulta sorprendente que el resto de machotes, sin dejar de serlo, no destaquen tanto, y pese al protagonismo indudable por tratarse de ser el mencionado en el mismísimo título, Sterling Hayden vive a la sombra de la Crawford, cobijado en sus pantalones y en su pistola. No digo que lo haga mal, es el típico hombre duro de todo western y me gusta, pero, aayyy!!! la Crawford está por encima.

A parte de estas apreciaciones está el gusto o no, siempre subjetivo y para eso, los colores, del western. Hay quien tiene más simpatía por las comedias románticas, yo me entrego como un loco a las del oeste. No todas son buenas, no porque estén etiquetadas así me voy a entregar ciegamente, pero lo que tengo claro es que este "Johnny Guitar" de Nicholas Ray es un pedazo de western.