Extraña comedia de la que es fácil empaparse, llena de elementos curiosos y con un tono desenfadado que invita a una comodidad que sencillamente me ha parecido un regalo. No es una comedia de risas, de chistes o gags, se trata más bien de una película repleta de personajes simpáticos que no hacen daño a nadie y en la que nos vamos a encontrar una historia que a menudo se desvía para recorrer senderos sorprendentes. La idea básica es que una mujer, dueña de un restaurante, persigue la receta maestra para hacer los mejores tallarines. A partir de ahí la trama se desvía a menudo en subtramas más o menos curiosas, todas con la comida como el ingrediente común. Parece fácil y sin embargo no creo que lo sea, "Tampopo" va desde la manera de comerse los tallarines, cómo beberse la sopa, los ingredientes, vegetales y cárnicos, y poco a poco va abarcando todo lo que tiene que ver con la gastronomía específica japonesa de unos tallarines, pasta, mezclados con agua condimentada, sopa.... Confieso que me lo he pasado teta, no sé por qué.

En "Tampopo" no hay cocinas occidentales, nuestra protagonista trabaja en dos metros cuadrados. Estoy convencido que no se parece en nada a una cocina de grandes chefs europeos, pero tiene un encanto humano del que me he empapado. Y digo empapado en sentido figurado y real, porque es curioso observar la cantidad de escenas en las que aparece la lluvia.

Hay que ver de todo, incluso cine japonés exento de katanas o los típicos maníacos de su especial género de terror oriental. Recomiendo "Tampopo" porque es diferente, al que haya llegado aquí le pediría que la recomiende igual que lo hago yo, vale mucho la pena.