Poco se conoce sobre la historia de Malta, un enclave estratégico en mitad del Mediterráneo, vecina de Sicilia y muy cerca del norte de África, de manera que metidos ya en la IIªGM no es de extrañar su valor. Por ello merecía una película como ésta, con el título lógico de "Historia de Malta" y de producción inglesa, nada extraño. Los amantes del cine bélico van a flipar, porque es un título ya olvidado, por lo que se lee en su momento tuvo bastante éxito pero llegados al presente nadie se acuerda ya de ella. Y es una lástima, reencontrarse con películas bélicas tan sencillas es un placer porque la vieja fórmula siempre funciona.

¿De qué va?; ¿en qué consiste?; nada menos que nos encontramos en los momentos más críticos de ese pequeño archipiélago, acosados por la aviación nazi e italiana, con escasos recursos para defenderse y para subsistir y técnicamente sitiados sin demasiada esperanza. Lucharon, nosotros somos testigos de ello y no desfallecieron. Claro, la historia de amor tiene que aparecer, que a nadie le moleste ello, lo mismo que las imágenes de archivo, imprescindibles para este tipo de cine.

En todo caso funciona, y de qué manera, la fórmula de siempre. Nada nuevo, todo en su sitio, un placer contemplar la seriedad de Alec Guinness, la sobriedad de Hawkins y sufrir con ellos los golpes de una guerra igual de cruel que si habláramos de trincheras en el frente, aquí todo son barcos o aviones, bombardeos, falta de combustible, antiaéreos y mucha tensión. Y mucho sufrimiento de la población civil.

La guerra es muy perra.