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Voto de Time Bandit:
8
Acción. Ciencia ficción Perseguido por su turbulento pasado, Mad Max cree que la mejor forma de sobrevivir es ir solo por el mundo. Sin embargo, se ve arrastrado a formar parte de un grupo que huye a través del desierto en un War Rig conducido por una Emperatriz de élite: Furiosa. Escapan de una Ciudadela tiranizada por Immortan Joe, a quien han arrebatado algo irreemplazable. Enfurecido, el Señor de la Guerra moviliza a todas sus bandas y persigue ... [+]
20 de mayo de 2015
24 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los personajes más emblemáticos del cine de los años ochenta, vuelve a la pantalla grande 30 años después de que se estrenara su última aventura. Y lo hace por todo lo alto, ofreciendo, tanto a los fans de la saga, como a recién iniciados a su mundo, una aventura de altura, con secuencias de acción inigualables. El creador de la saga, George Miller, vuelve al volante de la misma; pero esta vez sin contar con Mel Gibson como protagonista, cediendo el relevo a Tom Hardy; que ha demostrado ser una elección idónea. El cambio generacional es comprensible por el tiempo transcurrido entre las anteriores partes y esta lo cual se puede apreciar notablemente en el apartado visual, especialmente en las frenéticas persecuciones, pero manteniendo en todo momento el encanto de las originales.

El universo postapocalíptico de Mad Max se expande más que nunca con esta nueva entrega. El personaje central continua siendo un lobo solitario que lucha desesperadamente por sobrevivir, y deberá de huir de sus perseguidores, que esta vez no se contentarán con robarle la gasolina, si no que buscan también su sangre. Y ese es uno de los puntos más interesantes de “Mad Max: Furia en la carretera”, no sólo son limitados los recursos del agua y la gasolina, si no los propios seres humanos entendidos como tal. Ya que la sociedad que se nos muestra es de una estructura completamente piramidal, con un poderoso señor de la guerra en la cabeza, y con los escalones inferiores pensados exclusivamente para servir las necesidades de los de abajo. Prisioneros transformados en bolsas de sangre y órganos, mujeres esclavizadas con el único propósito de parir a los hijos del líder, y un ejército adoctrinado desde niños cuyo mayor aspiración es morir luchando, con una mezcla de fanatismo religioso y uso de drogas.

La obra original, “Mad Max, salvajes de la autopista”, era una muy modesta producción indie. La segunda, ”El Guerrero de la carretera”, sin perder esa esencia, fue una producción mucho más ambiciosa. Y la tercera, “Más allá de la cúpula del trueno”, tiró más por el lado comercial en todos los aspectos. Esta cuarta entrega de la saga sigue el camino de la segunda, la más completa y popular, y casi llega a su altura. Sin perder el espíritu del cine independiente y de serie B más gamberro, tiene todas las virtudes que todo blockbuster debería tener. A parte de funcionar como entretenimiento puro y duro, se tratan de temas de calado como las injusticias sociales a escala máxima en ambientes hostiles y el fanatismo religioso, y al mensaje ecológico propio de la saga, en esta nueva entrega se impone un claro mensaje antipatriarcal y feminista; todos esos temas tratados sin pizca de moralina y sensiblería barata habitual de las producciones de Hollywood.

Si espiritualmente la obra está más próxima con “El guerrero de la carretera”, coge el gusto por dotar a algunos personajes de mayor barroquismo, algo característico de “Más allá de la cúpula del trueno”, a destacar ese guitarrista ciego con lanzallamas incorporado. En cambio, lo que emparenta a “Furia en la carretera” con el origen de la saga, es que su villano esté interpretado por Hugh Keays-Byrne, que también ejerció de ese rol en “Salvajes de la autopista”. Hubiera sido interesante que Mel Gibson hubiera hecho una aparición similar. Respecto al sustituto de éste último, Tom Hardy interpreta de manera ejemplar a un Mad Max aún menos hablador que su predecesor, que está lejos del típico antihéroe lacónico que usa rompe el silencio con frases cortantes e irónicas. No, más bien se parece como un lobo solitario, desacostumbrado al contacto social y que solo habla como última opción. Junto a él, Charlize Theron da vida a una heroína fuerte, en las antípodas de lo que se podía esperar de un personaje femenino en una película de estas producciones. Destacando sus miradas, con las que expresa más que con sus propias miradas. Juntos completan un dúo como pocos en el cine actual.

Un guión que roza lo minimalista, donde la trama aparentemente sólo es una excusa para conectar entre si las diferentes secuencias de persecuciones. Pero este exceso de simpleza y la apariencia de que todo sea demasiado lineal, no tiene porque ser negativo; o al menos no afectar de tal manera al resultado final. Pues lo que consigue, al ir camino recto en lugar de andarse por las ramas, es que la historia se centre en lo principal de una manera más que efectiva. En definitiva, uno de los mejores blockbusters de los últimos años (¿el mejor desde que se estrenara la primera parte de “Los Vengadores? Puede ser), un entretenimiento de alto nivel, que esperemos que se mantenga en sus secuelas.
Time Bandit
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