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España España · Barcelona
Voto de Psicólogo:
8
Western. Drama La relación sentimental entre Vienna, la propietaria de un salón situado en las afueras de una ciudad del Oeste, y Johnny Guitar, un pistolero con el que se vuelve a encontrar en un difícil momento, constituye todo un clásico que alcanzó un gran éxito de taquilla. (FILMAFFINITY)
3 de julio de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca había visto una mujer tan poseida por el odio como Mercedes McCambridge. Da miedo verla con el rifle o la pistola colgada a la cintura. ¡Hasta tiembla incapaz de sujetar sus pasiones cuando increpa a sus enemigos! Poseida por los sentimientos ambivalentes de amor y odio y también por intereses económicos. Esta ambivalencia emocional es un leitmotiv de la película, que apenas queda enterrada por máscaras de dureza cínica.

Sensacional también como malo Ernest Borgnine. Pero la gran diferencia con el resto de personajes es que un individualista a ultranza. Si lo que mueve a otros es la amistad (crupiers), la afinidad, la lealtad (el lider de los mineros), el amor (Guitart), la sumisión, la persuasión (el pueblo movido por la Mercedes), Borgnine sólo conoce un sentido de la lealtad: hacia así mismo. Por eso no acaba de encajar en el grupo de cuatro mineros/cuatreros, porque para estar en una banda hay que tener cierto sentido de la lealtad. Esta falta de encaje crea tensión que acaba por resolverse al final.

Film muy interesante desde el punto de vista psicológico ya que aparecen motivos importantes para la psicología, tanto individual compo grupal: ambivalencia afectiva, formación de los opuestos (psicoanálisis), persuasión, normas de grupo, la amistad, el amor, la violencia, la asertividad, motivación....

Como pega, excesos en los requiebros verbales. No son raras las ocasiones en que los personajes marcan territorio, ahora lo llaman asertividad, pero la profusión de tales escenas acaba por cansar. Lo curioso es que uno de estos requiebros "yo-soy-más-macho" se dirime en un lance artístico: Danzarin bailando y Guitart tocando la guitarra. Una forma curiosa de civilizar la violencia (Freud lo llamaría sublimación).

En cuanto a los actores, geniales McCambridge (terrorífica), la Crawford (pena que no sea más guapa) y Borgnini, sucio, barrigón y de sonrisa aviesa, como ha de ser un desalmado de verdad.
Psicólogo
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