Una joya en el género de las sectas, religión y manipulación mental. Crecí en una familia de testigos de Jehová española, así que he podido juzgar algo más que el sentido artístico del film. Hay una gran carga emocional en la tortura mental por la que atraviesan los protagonistas. Para quien está aun dentro sé que esta película puede ser algo así como una abominación monstruosa, pero una vez fuera sólo puedo criticarla como verídica. Nadie tiene derecho a creerse en dueño ni disciplinador de la fe ajena, por mucho voto, bautismo o compromiso que esa persona hiciera en el pasado. Todo ser humano tiene derecho a crecer, madurar y cambiar de ideas, incluidas las relacionadas con Dios y a no ser castigado por ello. El fanatismo islámico y el de los testigos de Jehová se dan la mano en este film que retira el velo de la idealizada armonía interna o "paraíso espiritual" en el que la sociedad en general piensa que vive esta comunidad religiosa. A la hora de la verdad ambas religiones llegan a ser tan inhumanas que dan miedo vistas desde la libertad de expresión. Para mí merece un 10. ¡¡¡Necesitamos más películas valientes como esta!!!