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Voto de El Despotricador Cinéfilo:
6
Drama En una ciudad marroquí donde está la Legión extranjera, Amy Jolly (Dietrich), una cantante de cabaret que por problemas económicos se ve obligada a cantar en un café de segunda fila, tiene como novio a un rico pintor (Menjou), pero se enamora del apuesto legionario Tom Brown (Cooper). (FILMAFFINITY)
29 de junio de 2009
27 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me ha sorprendido como, a lo largo de la historia, muchos críticos han mitificado a ciertas películas solo porque contienen maravillosos primeros planos o encuadres magníficamente planificados; lo cual, por supuesto, si tienen una coherencia en la historia a mí también me encantan (que sería por ejemplo de Casablanca sin esos maravillosos primeros planos).

Ahora bien, que toda una película se sostenga, o mejor dicho, se tenga que sostener, por el encanto de los actores, en este caso por Marlene Dietrich (y muy bien secundada por Gary Cooper y Adolphe Menjou), y que los críticos estén fascinados por lo maravillosamente que está fotografiada no me parece que hagan un gran favor al cine. Porque el cine es básicamente solo una cosa: un guión, y cuanto mejor es dicho guión mejor será la película. Pues la fotografía, montaje, música, decorados o incluso hasta la dirección son solo herramientas para plasmar dicho guión en la pantalla, es decir, son elementos secundarios y nunca deben llamar la atención por sí solos.

Sin un buen guión a mí particularmente todo lo demás me da igual, sin una historia que te entretenga y enganche todo lo demás da igual. Porque, sinceramente, ¿qué me importa que el primer número musical de Marlene Dietrich sea tan fascinante, sensual, inolvidable y que ella esté estupenda si el resto de la película es un aburrimiento? ¿qué me importa que el maravilloso plano final estén tan magistralmente encuadrado por Sternberg si hasta entonces el tedio ha acompañado la película?

Porque desde luego Marruecos es una de las peores obras de Sternberg (recién salido de El ángel azul, quien lo diría), donde todos los personajes son muy acartonados, esquemáticos y lineales, los diálogos son muy pobres y sin encanto, además, hay una gran ausencia de diálogos en momentos que debería haberlos (supongo que esto es debido a que es una película de 1930, por lo que el sonoro todavía estaba en pañales, lo que ocasiona que muchos de los tics del cine mudo están aun palpables) lo que ralentiza considerablemente la acción.

Y sobre todo, y lo que es más importante (y donde se ve claramente la flaqueza del guión), el espectador debe hacer un gran esfuerzo para entender las motivaciones de los personajes; pues están descritos tan banal y superficialmente que no entiendes el porqué de ese desaforado amor pasional (¿quién sabe? a lo mejor el problema en que en los años 30 los amores, para que fuesen así de irracionales, apasionados y desaforados, no necesitaban motivaciones, y es algo que hemos perdido los humanos en el siglo XXI).

Pero claro, siempre habrá críticos e historiadores que glorifiquen y se derritan por aspectos técnicos de la película, o lo que es lo mismo, que sea tan aburrida, pasada de moda y desfasada que solo les quede fijarse en eso.

El Despotricador Cinéfilo
El Despotricador Cinéfilo
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