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Voto de Lázaro Alcázar:
7
5,8
949
Drama
Christina, una joven de treinta años, trabaja como camarera y tiene una vida aburrida junto a su novio Marco. Cuando la abuela de Christina muere le deja su casa en Córcega. Nadie parece saber cómo o cuando la anciana compró la casa. Su familia, y su novio tratan de convencer a Christina para que la venda, sin embargo ella se niega. Christina quiere entender por qué su abuela quería que tuviera esa casa. La herencia le da la oportunidad ... [+]
4 de octubre de 2013
Sé el primero en valorar esta crítica
Decir de una película que es diferente y cotidiana, es quizás una de las mejoras virtudes que puede tener una cinta en estos días tan difíciles y sin ánimo de parecer simplista ni facilón, Una casa en Córcega reúne estos atributos de forma totalmente natural.
Si no me equivocó y creo que no lo hago, esta es la primera película belga que tengo la oportunidad de ver y entendiéndola en el contexto adecuado, y como siempre digo, sabiendo que el cine que vas ver nada tiene que ver con las películas con las que comparte cartelera empeñadas en destrozar el planeta tierra, es estupenda.
El director Pierre Duculot nos trae su primer largometraje, aunque engañando un poco la primera parte de esta palabra compuesta pues solo dura 83 minutos. Centra la historia en una joven treintañera (Christelle Cornil) desgarbada, mezcla de Pippi Langstrump y Caótica Ana que se encuentra en una situación total de desconcierto al perder a su abuela y darse cuenta de que su vida está totalmente alejada de su control. Para más inri, esta le deja una casa en un pequeño pueblo del Alto Córcega como herencia.
Durante el transcurso de la historia no existen demasiados altibajos y sigue un transcurso bastante lineal envuelto por una divertida y tierna música que te sumerge en una historia que en muchos casos, consigue arrancar en nosotros esas ganas de vivir alejados de la ciudad y refugiarnos en algún pequeño pueblo del mundo.
El resto de intérpretes tampoco desfondan un gran repertorio de dotes interpretativas pero tampoco desentonan ni estropean en absoluto el clima de tranquilidad de que la acompaña, eso sí, la localización del pueblo en los parajes más bonitos de la isla influyen enormemente en la valoración de la misma.
El director no recurre en ningún caso a soluciones simples y comerciales a las tramas principales que suceden, como con el padre de la protagonista y más tarde con el pastor, por eso este tipo de películas que se alejan bastante de lo que estamos acostumbrados a ver deben valorarse precisamente por eso.
Por decir dos detalles que me hayan gustado especialmente, nombrar el momento en el que la muchacha se acerca a ver al padre y tras asomarse por la ventana no es capaz de hablar con él, por miedo, ese mismo que en muchas ocasiones nos impide decir las cosas más simples y necesarias a nuestros seres queridos.
El segundo, el final, evidentemente no voy a contarlo aunque no trastocaría nada de la historia, pero me gusta como algo que pasa desapercibido al principio de la cinta sirve de cerrojo a esta bonita historia.
Si no me equivocó y creo que no lo hago, esta es la primera película belga que tengo la oportunidad de ver y entendiéndola en el contexto adecuado, y como siempre digo, sabiendo que el cine que vas ver nada tiene que ver con las películas con las que comparte cartelera empeñadas en destrozar el planeta tierra, es estupenda.
El director Pierre Duculot nos trae su primer largometraje, aunque engañando un poco la primera parte de esta palabra compuesta pues solo dura 83 minutos. Centra la historia en una joven treintañera (Christelle Cornil) desgarbada, mezcla de Pippi Langstrump y Caótica Ana que se encuentra en una situación total de desconcierto al perder a su abuela y darse cuenta de que su vida está totalmente alejada de su control. Para más inri, esta le deja una casa en un pequeño pueblo del Alto Córcega como herencia.
Durante el transcurso de la historia no existen demasiados altibajos y sigue un transcurso bastante lineal envuelto por una divertida y tierna música que te sumerge en una historia que en muchos casos, consigue arrancar en nosotros esas ganas de vivir alejados de la ciudad y refugiarnos en algún pequeño pueblo del mundo.
El resto de intérpretes tampoco desfondan un gran repertorio de dotes interpretativas pero tampoco desentonan ni estropean en absoluto el clima de tranquilidad de que la acompaña, eso sí, la localización del pueblo en los parajes más bonitos de la isla influyen enormemente en la valoración de la misma.
El director no recurre en ningún caso a soluciones simples y comerciales a las tramas principales que suceden, como con el padre de la protagonista y más tarde con el pastor, por eso este tipo de películas que se alejan bastante de lo que estamos acostumbrados a ver deben valorarse precisamente por eso.
Por decir dos detalles que me hayan gustado especialmente, nombrar el momento en el que la muchacha se acerca a ver al padre y tras asomarse por la ventana no es capaz de hablar con él, por miedo, ese mismo que en muchas ocasiones nos impide decir las cosas más simples y necesarias a nuestros seres queridos.
El segundo, el final, evidentemente no voy a contarlo aunque no trastocaría nada de la historia, pero me gusta como algo que pasa desapercibido al principio de la cinta sirve de cerrojo a esta bonita historia.