Hay muchos "biopics" sobre políticos que reciben muchos halagos sin que la película merezca realmente la pena.
El hecho de que un actor mimetice su aspecto a la perfección con un personaje histórico, a mí personalmente no me basta para darle el beneplácito a una película. Me vienen a al memoria "J. Edgar", "Nixon" y "Lincoln" como ejemplos de lo que quiero decir: buenos disfraces (por decirlo de alguna manera) para films tremendamente aburridos.
Sin embargo, en esta película, sí que estoy de acuerdo con la crítica y con el Óscar.
Gary Oldman, ese gran actor que ha hecho tantos trabajos interesantes en su vida, no solamente se parece a Churchill, es que es él.
Su actuación es extraordinaria, monstrándonos a un personaje realmente complejo, lleno de manías, mal genio, determinación y flema británica.
Como todos sabemos, el peso que cayó sobre sus hombros no fue baladí, algo que no podría haber sobrellevado una persona cualquiera.
Estamos ante una de esas películas en las que la interpretación es tan buena que eclipsa todo lo demás. Así que no importa que sea de política pura, un mundo eminentemente aburrido incluso aunque estemos hablando del contexto de la Segunda Guerra Mundial.
Pero no abarca demasiadas fases del conflicto. El film se centra más que nada en su llegada al poder y en alguna que otra intriga por parte de sus rivales. Referente a la guerra, prácticamente solo toca Dunkerque.
Sin embargo, Oldman hace justicia al personaje y convierte en interesante una producción que, sin él, habría sido bastante tediosa.
Por cierto, una vez más los que deciden los títulos en España meten la pata hasta el fondo. La película debería titularse como el original, ya que yo no catalogaría una guerra mundial de seis años como un "instante", porque no encaja mucho. Pero claro, ya había otra "noche" y otra "hora" más oscuras en el cine, y había que evitar confusiones, cambiando una hora por un instante.