Una empresa de gas natural tiene que convencer a los habitantes de un pueblo para que vendan sus tierras para su explotación. Matt Damon Y Frances McDormand son los empleados que van para allá y hacer ofertas, pero entonces llega un ecologista con pruebas de que la cosa no es tan buena como la pintan y comienza la polémica.
No es que sea una película en donde no pase nada, como digo en el título. Más bien me refiero a que lo único que hacen en el film es hablar. No me suele gustar ese tipo de cine, aunque en ocasiones como esta, el tema es interesante y el resultado es medianamente aceptable, aunque no invite demasiado a comprarse la película o a verla más de una única vez.
Los actores, a pesar de su solvencia, así como el director, no tienen grandes oportunidades de lucirse con un guion con tan poca enjundia. Sin embargo, ya digo que el film no llega a hacerse aburrido. Nos caerán bien sus personajes y podremos aguantar hasta el final para ver si la compañía se sale con la suya.
Además, hay un pequeño giro argumental que remata la faena medianamente bien. Aunque, como digo, es una película para verla una vez y nada más.