Media votos
5,2
Votos
3.992
Críticas
66
Listas
24
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de El_Chacal_Beat:
8
7,3
80.600
Comedia. Romance. Fantástico
Un escritor norteamericano algo bohemio (Owen Wilson) llega con su prometida Inez (Rachel McAdams) y los padres de ésta a París. Mientras vaga por las calles soñando con los felices años 20, cae bajo una especie de hechizo que hace que, a medianoche, en algún lugar del barrio Latino, se vea transportado a otro universo donde va a conocer a personajes que jamás imaginaría iba a conocer... (FILMAFFINITY)
20 de agosto de 2011
19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace tiempo mientras caminaba por aquella ciudad en la que la lluvia le otorgaba un significado especial casi nostálgico, recorría las calles cerca de la medianoche. Mi pareja parecía más concentrada en ropa de diseñador, libros de moda y recorrer los principales lugares turísticos, que en los problemas que tenía. Nunca intento darle profundidad al asunto.
Llegué a una calle en la que había unas escaleras y decidí sentarme. Estaba escribiendo una novela, pero tenía la certeza de que algo faltaba, y en mi vida también: “Todo tiempo pasado fue mejor”, pensaba. De pronto, a lo lejos, un carro antiguo, me invitan a entrar… yo accedí seducido por el encanto único que destilaba ese auto y esas personas, casi mágico.
“This is the Beat Generation” escuché decir a uno de ellos, extrañado por aquella gente (algunos bajo el influjo de drogas, otros hablando de la comprensión del pensamiento oriental) me empecé a percatar de que no eran gente común. Pregunté el nombre a la persona quien me había invitado en esta odisea, John Clellon Holmes, y desde ese mismo instante, quede profundamente enamorado de ellos.
Los días posteriores hice exactamente el mismo tour. Entraba al carro, llegaba a fiestas, tabernas, casas… me encontraba en el apogeo de la generación Beat. La etapa ideal en la que me hubiera gustado vivir. Tuve la fortuna de charlar con Allen Ginsberg, mismo que me presento a William S. Burroughs quien me platicó en persona de su obra maestra “El almuerzo desnudo”. Yo no lo podía creer. Escuchaba jazz (especialmente bebop) y blues. De repente entraba a estados de un delirio descomunal. Tomaba con ellos y platicaba eufóricamente sobre el rechazo a los valores clásicos, la libertad sexual y la filosofía oriental.
Por las mañanas y sabiendo que nadie me creería esta historia, salía a comprar artículos. “The beat book”, discos de Carlie Parker, algunos escritos de Neal Cassady, entre otras cosas, allí conocí a una agradable persona que me recordaría por comprar estos objetos de incalculable valor.
Jack Kerouac leyó mi novela y fue él quien me dio los consejos más esenciales, especialmente de vida. Le comenté que le admiraba y que esta época era maravillosa. El citó el famoso proverbio ruso “Añorar el pasado es correr tras el viento”. Después me daría algunas observaciones a modificar en mi novela. Nunca lo volví a ver.
(continua es spoiler)
Llegué a una calle en la que había unas escaleras y decidí sentarme. Estaba escribiendo una novela, pero tenía la certeza de que algo faltaba, y en mi vida también: “Todo tiempo pasado fue mejor”, pensaba. De pronto, a lo lejos, un carro antiguo, me invitan a entrar… yo accedí seducido por el encanto único que destilaba ese auto y esas personas, casi mágico.
“This is the Beat Generation” escuché decir a uno de ellos, extrañado por aquella gente (algunos bajo el influjo de drogas, otros hablando de la comprensión del pensamiento oriental) me empecé a percatar de que no eran gente común. Pregunté el nombre a la persona quien me había invitado en esta odisea, John Clellon Holmes, y desde ese mismo instante, quede profundamente enamorado de ellos.
Los días posteriores hice exactamente el mismo tour. Entraba al carro, llegaba a fiestas, tabernas, casas… me encontraba en el apogeo de la generación Beat. La etapa ideal en la que me hubiera gustado vivir. Tuve la fortuna de charlar con Allen Ginsberg, mismo que me presento a William S. Burroughs quien me platicó en persona de su obra maestra “El almuerzo desnudo”. Yo no lo podía creer. Escuchaba jazz (especialmente bebop) y blues. De repente entraba a estados de un delirio descomunal. Tomaba con ellos y platicaba eufóricamente sobre el rechazo a los valores clásicos, la libertad sexual y la filosofía oriental.
Por las mañanas y sabiendo que nadie me creería esta historia, salía a comprar artículos. “The beat book”, discos de Carlie Parker, algunos escritos de Neal Cassady, entre otras cosas, allí conocí a una agradable persona que me recordaría por comprar estos objetos de incalculable valor.
Jack Kerouac leyó mi novela y fue él quien me dio los consejos más esenciales, especialmente de vida. Le comenté que le admiraba y que esta época era maravillosa. El citó el famoso proverbio ruso “Añorar el pasado es correr tras el viento”. Después me daría algunas observaciones a modificar en mi novela. Nunca lo volví a ver.
(continua es spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El último día estuve con Herbert Huncke, Giselle Hernández y Paola Giachero. Tuve una despedida melancólica. Había llegado a una conclusión, aunque García Márquez lo dijo de una manera mejor: “La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado”.
Días después me separé de mi pareja.
Y hace una semana mientras recorría una vez más ésta ciudad, a medianoche y con lluvia en mano encontré a la misma persona de aquella vez ..., y caminando me enamoré.
================================================
“El pasado es la única cosa muerta cuyo aroma es dulce” Eduard Thomas.
Días después me separé de mi pareja.
Y hace una semana mientras recorría una vez más ésta ciudad, a medianoche y con lluvia en mano encontré a la misma persona de aquella vez ..., y caminando me enamoré.
================================================
“El pasado es la única cosa muerta cuyo aroma es dulce” Eduard Thomas.