Javier Bardem en la piel de un personaje al borde del abismo, cae, pero mientras lo hace, tiene tiempo de pensar en la relación con su padre, qué le dejó?, qué quiere dejar a sus hijos él?. Esta cuestión de las relaciones paternofiliales tiene lugar en una gran ciudad, Barcelona, una marca turística que se sabe vender muy bien al exterior, a sus clientes-turistas. Una Barcelona llena de una vida subterránea tremendamente oscura, que aunque ya se conoce o insinúa, Iñárritu la hace explícita. Aquí se evidencia la ciudad suburbial donde malviven seres humanos que no pueden aguantar en sus lugares de origen y tienen que sobrevivir con ocupaciones penosas. Las relaciones familiares también son uno de los ejes centrales en la historia de Iñárritu, pero no solo de padre a hijos sino también en la pareja y entre una madre psiquiátricamente afectada y su prole. Hay espacio también para lo trascendental, lo espiritual, qué queda a los vivos de la relación con los que se han ido?
Bardem está inmenso en el papel de Uxbal, un personaje de gran complejidad psicológica, construido de forma muy veraz y convincente entre el guión y el trabajo del actor, que como casi siempre, está esplendido; en este drama, que conforme avanza en la trama, gana potencia emocional e intensidad dramática.