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Reino Unido Reino Unido · Birmingham
Voto de Peaky Boy:
8
Comedia. Drama Frances (Greta Gerwig), una joven de 27 años, ha decidido, a pesar de su edad, intentar cumplir su sueño de ser bailarina en una compañía de danza de Nueva York. Vive con su mejor amiga Sophie, y disfruta de la vida con alegría y despreocupación, pese a que desea mucho más de lo que tiene y su espíritu inocente no es precisamente ideal para sobrevivir en la jungla neoyorquina... Una fábula moderna sobre la juventud, la amistad, la ... [+]
31 de julio de 2013
92 de 96 usuarios han encontrado esta crítica útil
Noah Baumbach, un director que resucitó las “Screwball Comedy” creadas en los tiempos de la gran depresión por directores como Howard Hawks, o Ernest Lubitsch. Éstas eran un subgénero de la comedia americana centrado en historias convencionales, protagonizadas en su mayoría por mujeres con una personalidad disparatada y neurótica. Siendo fiel a su estilo, el realizador vuelve a situarnos en la escena cultureta neoyorquina de la mano de Frances, una aspirante a bailarina en plena transición existencial a la que la edad está llevando a una crisis de identidad.
Nos encontramos ante una comedia inteligente y sofisticada, fácilmente identificable por el uso de una fotografía en blanco y negro, y un desarrollo de la acción basado en diálogos perspicaces, que hacen que el señor sentado en la butaca de nuestro lado exclame, “¡Oh, esto tiene que ser una comedia inteligente y sofisticada!”
Sin embargo, no son únicamente las apariencias lo que hacen de esta cinta una nueva joya del cine independiente, tanto las conversaciones como los personajes funcionan perfectamente creando una excelsa alianza con el decorado, consiguiendo un nivel de armonía tal, que podrían coronarla como la sucesora moderna de Manhattan, 1979. Y es que la comparación con el genial rey de la comedia moderna es inevitable, la antes mencionada imagen en blanco y negro, a cargo de Sam Levy, con una amplísima profundidad de campo, centrada en planos medios y primeros planos de los personajes, y planos detalle de sus acciones, consigue una estética muy evocadora de una ciudad de la que, como Woody Allen, está enamorado, rindiéndole constante homenaje con el uso de largas tomas de sus interminables avenidas.
Pero no sólo del genio Neoyorquino bebe esta cinta, Baumbach demuestra claramente estar influido por la Nouvelle Vague y por los directores franceses contemporáneos, mostrando esta influencia de forma, no exclusivamente visible en las imágenes, sino también oculta en la banda sonora, o ambas, escénica y sonoramente, véase el guiño que el director hace a la fantástica producción de Leos Carax, Mala Sangre, 1986, cuando la protagonista corre como loca al ritmo de la canción Modern Love de David Bowie.
¿Recuerdan por qué corría Lola en aquella genial cinta de Tom Tykwer? Lola corría para conseguir atrapar el futuro antes de que éste la atrapase a ella. En este caso, Frances corre para evitar que se le escape el presente, una entrañable Greta Gerwig que se convierte en el atractivo principal de la película. Una de las musas del “Mumblecore” y el bajo presupuesto, que repite con Baumbach, como ya lo hizo en Greenberg, 2010, ayudándole a escribir el guión y bordando una actuación llena de personalidad y simpatía.
—Sólo tengo veintisiete, afirma la protagonista con un cierto tono de excusa y autocomplacencia mientras se da cuenta de que empieza a creer lo que todo el mundo piensa, que la juventud está llegando a su abrupto final. Es precisamente la no aceptación de la madurez uno de los temas recurrentes de la cinta. Soñadores que son cruelmente despertados por el indolente paso del tiempo, ilusiones que se desvanecen por la falta de aptitudes en un mundo muy competitivo, y el estudio de las relaciones de pareja, ya sean amorosas, fraternales o amistosas, son temas clave, que el director, sirviéndose de forma autobiográfica de su propia experiencia, tiende a poner como objeto de estudio en sus obras.
Frances es una chica alegre y despreocupada que comparte piso con su mejor amiga, Sophie, y cuya meta en la vida es llegar a ser una bailarina profesional. Deambulando por la gran manzana de forma errática, vive rodeada de artistas de segunda fila con los que tiene una relación de amistad basada en el interés, las apariencias y el egoísmo artístico de quien piensa que sus problemas son más importantes que los del resto debido a que su trabajo es de mayor trascendencia. Pero un día, su vida tomará un brusco giro producido por una sucesión de inesperadas noticias, personales y profesionales, que la obligará a plantearse su futuro y la forzará a darse cuenta de que no es posible vivir trampeando al margen de las preocupaciones.
Hipnótico retrato de la, cada vez más prolongada, juventud. Una nueva generación de espíritus libres, insatisfechos e inconformistas, que no aceptan la ausencia de todas esas oportunidades que les rodeaban otrora, y que parecen no favorecerles cuando más las necesitan. Frances Ha logra de manera convincente defender la idea de la constante lucha por conseguir lo que deseamos. Un mundo sin propiedades, donde todo es prestado y nos puede ser arrebatado en cualquier momento. Irreverente, descarada y por momentos hilarante, se convierte en una de las apuestas más divertidas y originales procedentes del otro lado del charco.
Peaky Boy
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