Tuvieron que pasar solamente cinco años para que Disney pusiera en marcha otra vez la maquinaria de las secuelas con esta tercera entrega de Cenicienta. Tras la rotunda cagada de La Cenicienta 2 en el año 2002, un lustro después llegó este nuevo episodio (por duración es un largometraje pero, al igual que su predecerora, es como un apéndice de la primera). Aquí, la idea era clara: había que volver a los cuentos de hadas. Por desgracia para la productora más ruín del planeta, los tiempos han cambiado.

Frank Nissen, hombre con cierto poder en la factoría de Mickey y Donald, dirige La cenicienta 3, una película que intenta volver por los fueros de la primera entrega presentando una película más sólida que la anterior, aunque no lo consigue. Uno de los mayores problemas que se ha encontrado la Disney durante su historia es que ha hecho grandes películas, sí, pero la inmensa mayoría se basaban en historias que se adaptaban sin permiso. Ese es el mayor motivo de que las secuelas de las más conocidas películas de la productora hayan sido infumables. Mientras tenían un buen material en el que basarse, sus películas eran impresionantes debido a que era la mayor empresa de animación de su época y podían hacer verdaderas maravillas. Sin embargo, cuando se veían obligados a innovar, se dejaba a la vista de todos que aquellos grandes trabajadores del cine de animación no eran personas con demasiada visión en lo referente a los guiones. Ese es uno de los motivos más importantes por los que Disney, en su momento, vio como una productora llamada Pixar se la llevaba por delante.

Cenicienta 3 tiene cosas de la primera película y algunos detalles de la segunda e incluso se permite el lujo de parodiarse a sí misma en más de una ocasión. No obstante, dejar en un segundo plano a los ratones es una idea nefasta, más aún cuando no hay una historia interesante que contar. Las consecuencias de ese error son que no gustará a los más mayores (porque es una película para niños, obviamente) y tampoco acabará de gustar a los más pequeños de la casa, pues desaparece el dinamismo que sí había en la segunda película (donde era lo único bueno). El guion, como sucedía en la primera película, no cuaja debido a que más allá de la fantasía lógica de los cuentos de hadas, parece escrito por niños de la misma edad que aquellos a quienes va dirigida. O simplemente por alguien con poco cerebro, no sabría decir...

Resumiendo, que es gerundio: voy a intentar resumir esto de la forma más acertada y directa posible: gentes del mundo, haceos a la idea de que las películas de Disney no tienen secuelas (aunque las hayan dejado en muchos de nosotros) ya que segundas y terceras (y hasta cuartas partes) de la factoría de los sueños son auténticas aberraciones.