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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
8
Drama Adaptación de un libro de John Carlin (Playing the enemy). En 1990, tras ser puesto en libertad, Nelson Mandela (Morgan Freeman) llega a la Presidencia de su país y decreta la abolición del "Apartheid". Su objetivo era llevar a cabo una política de reconciliación entre la mayoría negra y la minoría blanca. En 1995, la celebración en Sudáfrica de la Copa Mundial de Rugby fue el instrumento utilizado por el líder negro para construir la unidad nacional. (FILMAFFINITY) [+]
7 de junio de 2010
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eastwood demuestra aquí que no solo sabe hacer cine negro, dramático o con finales de los que dejan a uno en estado de shock.
Al igual que hiciera en Million Dollar Baby, pero no obstante de otra forma, nos presenta una história épica. El magnífico cineasta (a mi entender el mejor en la actualidad) nos pone ante los ojos la historia de un Mandela idolatrado por muchos, lo que se convierte en un ejercicio de valor enorme si se tiene en cuenta que el propio sentimiento de admiración puede llevar a la negación de un retrato del personaje.
He leido en alguna crítica que la cinta es demasiad tímida. No es que no lo crea, pero la verdad, no creo que lo importante en el contexto en el que sedesenvuelve sea eso. Todos conocemos, al menos por encima, la história de aquel sudafricano que llegó a presidente tras pasar 27 años en una celda diminuta. Eastwood se centra en el cambio positivo que impulsó Mandela. Más allá de la relación con Pienaar, se representa con enorme brillantez el triunfo de los optimistas sobre los institucionalizados. La victoria de los valientes, los atrevidos, los que buscaban el cambio sobre los que se conformaban con pensar que lo que había era lo que debía haber.

En el plano cinematográfico, nadie va a descubrir a Eastwood a estas alturas. Las imágenes alejadas de la acción principal, mucho más representativas que las teóricamente importantes, esos planos medios mostrando en los actores lo importante justo en el momento exacto. La fluidez con que se despliegan las dos horas de metraje, haciéndolo casi efímero, confirman una dirección magistral y un saber hacer difícil de ver en los tiempos que corren.

Otro de los grandes méritos del director es hacer renacer a un Morgan Freeman que ultimamente se estaba convirtiendo en algo así como un anuncio de compresas, repetitivo y aburrido de tanto dejarse ver, y en convertir a Matt Damon en actor, como ya hizo en su momento con Angelina Jolie en El Intercambio y con Hillary Swank en Million Dollar Baby.

Una biografía selecta de Mandela magnífica, que solo peca tal vez de no ser completa. En todo caso, un película incestionable y de visión obligada.
Grijander
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