Es muy desigual en tanto al ritmo narrativo, y lo que parece ser el hilo central de la trama se desorienta hacia uno secundario que parece más atractivo, si cabe que el que origina la película. Quizás este sea el punto más débil de la cinta, puesto que hace que nos desentendamos del desenlace primario. A esto no ayudan los actores de reparto, que son bastante flojos (toda la amalgama de amigos pijos malos malosos, que te da a entender que lo peor está en la gran ciudad) y que están ahí para aprovechar el tirón de la estrella que es Kristen Wiig, la cual sale decente, pero no hace toda la gracia que cabía esperar, situándose en una actuación que no es drama ni comedia, pero que siempre busca dar pena. Por otro lado están los papeles de Annnette Bening, haciendo de madre chabacana de la anterior y que es la mejor del cast, sin lugar a dudas, más que nada porque no me la imagino tan burda; y el novio de ella, que es un Matt Dillon fardón y estrambótico.
En pocas palabras, es un guión que buscaba ser especial dentro del cine independiente, pero que se queda a medias. Para todos los que dicen que el cine independiente es el mejor, este es un ejemplo de que tienen joyas negativas y simplonas.