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España España · Madrid
Voto de Naran:
10
Drama. Romance Glen Hansard es un cantante y compositor que interpreta sus canciones por las calles de Dublín, cuando no está trabajando en la tienda de su padre. Durante el día, para ganar algún dinero extra, interpreta conocidos temas para los transeúntes, pero por las noches, toca sus propios temas en los que habla de cómo le dejó su novia. Su talento no pasa desapercibido a Marketa Irglova, una inmigrante checa que vende flores en la calle. Ella ... [+]
27 de septiembre de 2008
63 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Glen Hansard es un cantante y compositor que interpreta sus canciones por las calles de Dublín, cuando no está trabajando en la tienda de su padre. Durante el día, para ganar algún dinero extra, interpreta conocidos temas para los transeúntes, pero por las noches, toca sus propios temas en los que habla de cómo le dejó su novia. Su talento no pasa desapercibido a Marketa Irglova, una inmigrante checa que vende flores en la calle. Ella tampoco ha tenido suerte en el amor y, para sentirse un poco mejor, escribe canciones sobre el tema, pero, a diferencia de Glen, nunca las interpreta en público. Glen y Marketa, acaban de improviso haciendo un dueto en una tienda de música, y será entonces cuando descubran que algo les une...
Detesto aquellos musicales en los que los protagonistas se lanzan a cantar sin ningún motivo. Me crispan los nervios los números musicales "gratuitos", tipo Hollywood/Bollywood. Pero Once me ha reconciliado con la música en el cine. Once no es un musical al uso. No importa que John Carney no sea un virtuoso de la técnica cinematográfica; es más, no importa que muchas escenas parezcan grabadas con vídeo doméstico. John Carney sabe de cine: ha creado magia.
Autenticidad, frescura, honestidad, romanticismo desbocado... Once tiene un aire documental que hace absolutamente creíble la historia de Glen y Marketa, sin pretenciosidad, sin artificios. Un par de miradas, un par de cafés, un par de historias. No hacen falta grandes diálogos, Once es tan poderoso que 3 o 4 minutos de canción te enamoran. El If you want me de Marketa caminando sola por la calle. El Falling slowly en la tienda de pianos. Como me dijo una amiga (gracias por la recomendación), a mí también me gustaría entrar en una tienda y oírlos tocar, quedarte embobada escuchándolos cantar.
Fuera artificios, nada de sentimentalismo barato. La relación previa entre los dos protagonista se nota en la complicidad de sus gestos. Como dijo el propio director, mejor dos cantantes que medio interpretaran que dos actores que medio cantaran. Que sus interpretaciones no sean dignas de Ser o no ser no perjudica en absoluto la película. Todo lo contrario. Si alguna vez me he preguntado si lo que ocurre en las películas puede pasar en la vida real, Once me dice que sí.
Once, ese beso robado que al final no vemos. Hay ocasiones en que un abrazo expresa más que mil besos.Si eres de esos que alguna vez han descubierto alguna lágrima furtiva al oír esa canción especial, de los que se enamoran de una expresión, ve Once, se siente en la piel. Y redescubre el romanticismo.
Naran
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