El mítico Montxo Armendáriz nos traslada a un pueblecito en el interior del País Vasco llamado Obaba. A caballo entre un montón de épocas y escenarios diferentes, nos vamos metiendo de lleno en una historia un tanto... fantasiosa pero muy divertida. ¿87 curvas hasta Obaba? ¿Lagartos que se meten en el oído y dejan grogui a las personas? De muchos misterios, algunos inexplicables, está llena esta cinta. Una especie de drama rural que toca techo con la primera historia, la de la maestra interpretada por Pilar López De Ayala, la cual es la mejor con diferencia en el reparto. Luego se van sucediendo más tramas, algunas de dudosa conexión con el resto, relacionadas eso sí, con el misterioso pueblo de Obaba. Disculpad si me repito con el pueblo, pero es que es el marco de la película gira en torno a él (no, no es un pueblo mágico en el que sus habitantes tienen superpoderes). Y volviendo al tema... ¿será verdad lo que dicen por ahí? ¿Qué pasó con los que se fueron y no volvieron? ¿Quién es de fiar y quién no? Un puzzle lleno de misterios que tendrá que armar una tal Bárbara Lennie (guapísima la moza) mientras se va picando a Juan Diego Botto, el cual pasa casi inadvertido. Noté que al final todo se precipitó en lo que era una sana fantasía misteriosa, ya que el guión tiene partes que te las crees o no te las crees, que resultan tan falsas como un billete de 4 euros. Además, la mayoría de los personajes resultan tan estereotipados que no sé, como que siempre es el mismo cuento (y nunca mejor dicho, porque lo parece). Aún así es una película entretenida, que juega bien sus mejores cartas (ambientación y toques místicos) e intercala con acierto el presente y el pasado de estos misteriosos habitantes de este enigmático pueblecito