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Voto de Condosco Jones:
8
Drama. Comedia Historia de un grupo de artistas de vodevil a los que la guerra civil (1936-1939) les arrebató todo menos el hambre. El músico Jorge del Pino, el ventrílocuo Enrique Corgo, la cupletista Rocío Moliner, el huérfano Miguel y otras almas perdidas forman una curiosa familia que intenta cada día salir adelante con sus miserias y sus alegrías, con el aliciente de su música y sus canciones. Y a falta de pan, están los aplausos. Entre ... [+]
12 de marzo de 2010
107 de 126 usuarios han encontrado esta crítica útil
El teatro a primera vista era austero, pero unos amigos nos habían hablado muy bien del espectáculo. Sin hacer mucho ruido y de puntillas, nos vamos sentando en nuestra incómoda butaca. De repente la oscuridad se hace dueña del anfiteatro, aunque todavía quedan resquicios de luminosidad donde se pueden apreciar las paredes desconchadas y un telón al que no le venía de más un buen lavado. En el silencio que nos acoge antes de que dé comienzo el espectáculo, percibimos perfectamente cómo los tablones triscan a su antojo y cómo algunos instrumentos son tímidamente afinados a última hora detrás del telón. Éste se abre y con él la magia de una de las mejores películas ambientadas en la Guerra Civil Española.

Muchas eran las ganas de ver 'Pajaros de papel'. Primero por la sensación de ver una ópera prima de prestigio, respaldada de un gran reparto con suficientes tablas en el oficio encabezado por un inmenso Imanol Arias. Además, había ganas de tener de nuevo la sensación de ver los espectáculos de plebeyos, donde bailarines, magos, ventrílocuos y comediantes de vodevil animaban como podían al populacho en tiempos de la posguerra, como ya pudimos disfrutar genialmente en '¡Ay, Carmela!' (1990). Y es que, a sus 50 años, el archiconocido Emilio Aragón, decidió debutar detrás de las cámaras con este filme que discurre por un género clásico donde los haya dentro de nuestro cine patrio: la Guerra Civil Española. Un género estrella que si se cuenta con recursos económicos y las ideas bien claras como ahora, puede salir algo muy grande.

El espectáculo comienza sin miramientos ni complejos de cinta minoritaria. Emilio Aragón sabe lo que se juega y pone toda la carne en el asador, apoyado de una banda sonora que evoca a algunas de las grandes epopeyas de Hollywood, y que está acompañado de unas acertadas dosis de acción y sentimientos. Tras ese impactante comienzo que reconozco que sorprendió a la mitad de la sala, las aguas empiezan a bajar tranquilas, permitiendo todas las licencias posibles para reír, llorar y divertirse en las dos horas que nos quedan de metraje.

En todo momento se aprecia el guiño como buen payaso -sin ser peyorativo- que fue Emilio Aragón y sobre todo a sus antepasados. El ser cómico se convierte a veces en una religión en vez de un oficio, por eso vemos constantemente cómo esa faceta les une más allá del escenario y cómo defienden su labor con uñas y dientes. En la cinta los nombres propios de los artistas hay que otorgárselos a Imanol Arias y Lluís Homar, quienes se encargarán de tocar con salero el violín, cantar unas cuantas frases con rima, realizar algún que otro truquete de magia de segunda o intentar -sin mucho éxito- algo de ventriloquia. Ambos transmiten una complicidad tanto dentro como fuera del show que es de destacar. Cada uno actúa a su manera, pero es que Imanol Arias está de auténtico Goya. Mejor incluso que en 'El Lute', ya que aquí hay un par de escenas que consigue encogerte el corazón.

(continúa)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Condosco Jones
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