La película trata los comportamientos de los humanos que hacen que a veces nos planteemos si estamos bien de la cabeza: cómo podemos complicarnos la vida, cómo podemos ser tan avariciosos, cómo podemos ser tan incompetentes y otros muchos.

Las interpretaciones son fantásticas, en especial la de William H. Macy. Consigue transmitir cómo se siente en cada momento el personaje, sus agobios, sus intenciones, sus miedos...

La trama avanza con buen ritmo y en ningún momento te permite bostezar. La historia te atrapa con facilidad, activa tu empatía con el personaje de William y piensas todo el rato qué harías en su lugar.

Si eres de los que ve o quieres ver la serie de mismo nombre, deberías saber que hay una pequeña conexión y es mejor ver primero la película. Pero ambas son magníficas.