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Voto de David Navarro:
6
Thriller. Intriga. Drama Tras una temporada en Pekín, Roy y Jessie deciden viajar a Moscú en el Transiberiano, el ferrocarril que une la Rusia europea con las provincias rusas del Lejano Oriente. Aunque la gente que viaja en el gigantesco y sombrío tren es bastante extraña, la pareja no tarda en entablar relación con sus compañeros de compartimiento, Carlos y Abby, y con el inspector Grinko, que investiga el asesinato de un narcotraficante. (FILMAFFINITY)
4 de noviembre de 2008
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La pregunta del título tiene que ver con el comentario que más veces me surgió durante la película. En primer lugar, la película parece dibujar un thriller pasional; luego se cambia al terror; inmediatamente después adopta el tono de film de misterio; pasa por el thriller puro y duro con algún apunte (rácano) gore y al final, uno se queda como estaba al principio.

¿De qué va la película? A más de uno le daría un síncope al saber por cuántas manos ha pasado ese guión antes de rodarse. Es una pena porque el tema necesitaba una revisión en condiciones. Y sí que es verdad que entre los pocos aciertos de la película está el retrato de una Rusia que añora a la Unión Soviética porque antes vivían en la oscuridad y ahora se mueren de hambre con la luz (parafraseo de memoria una línea del texto de la película).

El otro gran aliciente del film está en la categoría de los actores. Bien Emily Mortimer, perfecto Ben Kingsley, y en cuanto a Woody Harrelson y Eduardo Noriega, sus papeles no dan más de sí, sobre todo el del primero. A pesar de eso, los dos se baten el cobre. Y quien menos rendimiento saca es Woody Harrelson en un clamoroso error de casting, porque su papel lo podría haber hecho cualquier actor de segunda fila-

Si me tuviesen que pagar por decir el tema de la película (o si me apuntasen con una pistola), destacaría el miedo y su mecanismo de defensa, la mentira; o lo que es lo mismo, el laberinto que el miedo puede producir en la mente a base de engaños. En cualquier caso, si Brad Anderson quería hacer un thriller psicológico, falta algo muy importante: el autoengaño y, de paso, un guión donde los giros de la trama no se queden en meros golpes de efecto: un eterno toma y daca que acaba con la verosimilitud de lo filmado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
David Navarro
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